The Italian Job (2003)

“The Italian Job” (1969) no es simplemente un atraco a un banco; es una explosión de energía, un torbellino de estilo y una película que, a pesar de sus años, sigue irradiando un atractivo innegable. Aunque la premisa inicial – un grupo de ladrones italianos que planean robar una colección de joyas de un palacio veneciano bajo la vigilancia constante de la policía – es clásica del género, la película se eleva por encima de la mera fórmula gracias a la dirección magistral de Peter Yates y a un guion inteligente que explora la lealtad, la traición y la búsqueda de venganza con un toque de audacia y humor. Yates, conocido por su habilidad para crear secuencias de acción dinámicas y visualmente impresionantes, consigue que cada escena sea un placer para la vista. La planificación del atraco en Venecia es de una complejidad asombrosa, con planos innovadores y un ritmo implacable que te mantiene al borde de tu asiento. La película evoca el glamour y la tensión de los años 60, a través de la fotografía de Bill Chambers, que captura la luz y la sombra de la ciudad, realzando la opulencia del palacio y la clandestinidad de la operación.

El corazón de la película reside en el personaje de Charlie Croker, interpretado con encanto y carisma por Steve McQueen. McQueen no solo es el líder de la banda, sino también el motor emocional de la trama. Su decisión de buscar venganza tras la traición añade una capa de profundidad a su personaje y le otorga una motivación más allá de la simple ganancia material. Las actuaciones secundarias, especialmente la de Donald Sutherland como Mat, ofrecen un equilibrio perfecto al contraste de la figura dominante de Croker. Sutherland aporta una vulnerabilidad y un sentido del humor sutil que complementan a la perfección la personalidad de Croker. Además, el personaje de Raquel Welch como Delia Cavendish, una periodista que se une a la banda, aporta un toque de ligereza y sofisticación. Welch, a pesar de su papel, ofrece una interpretación convincente y aporta dinamismo a la narrativa. La química entre los actores es palpable y contribuye a la credibilidad de la relación dentro de la banda.

Sin embargo, la película no está exenta de pequeñas imperfecciones. El guion, si bien es entretenido, puede resultar algo predecible en ciertos momentos, y algunas de las subtramas secundarias podrían haberse desarrollado con mayor profundidad. No obstante, estas pequeñas fallas son insignificantes en comparación con la energía general, la música icónica de John Barry y la ambición visual de la película. El tema musical es, sin duda, uno de los elementos más memorables de "The Italian Job". La banda sonora, con sus ritmos vibrantes y melodías inolvidables, se ha convertido en sinónimo de la película y añade una capa de emoción a las escenas de acción. En definitiva, "The Italian Job" es una joya del cine de acción clásico, una película que ha resistido el paso del tiempo gracias a su estilo, su energía y su capacidad para entretener y emocionar.

Nota: 8/10