The Jackal (Chacal) (1997)

“The Jackal” (Chacal) es una película de espías y acción que, a pesar de ser un clásico de los 80, ha sobrevivido el tiempo con una elegancia sorprendente. Dirigida por Richard Donner, la película no solo ofrece un thriller trepidante, sino que también explora con un grado de profundidad inesperada la naturaleza de la venganza y la fragilidad de la moralidad.

La película se centra en el personaje de Chacal, interpretado magistralmente por Eric Roberts. Roberts logra encapsular la frialdad y la letalidad del asesino sin ofrecer una motivación excesivamente elaborada. Su actuación, pragmática y con una expresión facial casi inmutable, es fundamental para establecer el tono de la película. Lo que realmente funciona, sin embargo, es la forma en que Donner construye su amenaza; Chacal no es simplemente un matón, sino un producto de un sistema y de una mente excepcionalmente calculadora. La dirección, con cortes rápidos y un ritmo constante, mantiene la tensión alta desde el primer minuto, incluso en las escenas más contemplativas.

La trama, aunque basada en un relato de Len Deighton, se beneficia de la ambientación soviética, un elemento que en la época no era tan explotado como lo es hoy. La película no cae en estereotipos excesivos, sino que ofrece una visión realista, aunque estilizada, de la Guerra Fría. El guion, a pesar de algunas convenciones del género, es inteligente. Se preocupa por mostrar las consecuencias de las acciones del Chacal, no solo en el ámbito político, sino también en el impacto personal que tiene en las vidas de quienes lo rodean. El desarrollo del personaje de Declan, interpretado por Michael Douglas, es particularmente interesante; su pasado de activista del IRA le proporciona una perspectiva única sobre la psicología de Chacal y lo convierte en un aliado improbable, pero esencial para la resolución del conflicto.

Asimismo, las actuaciones secundarias son sólidas. Sean Connery, en el papel del agente del FBI Preston, aporta una mezcla de pragmatismo y humanidad a la investigación. Gene Kelly, en un papel más breve pero significativo, ofrece una interpretación memorable como el patriarca ruso, un hombre consumido por la pérdida y la venganza. La química entre Douglas y Roberts es palpable, y es precisamente esa dinámica la que impulsa la narrativa hacia adelante. La película no se anda con rodeos en sus momentos de violencia, pero la muestra con un toque de distancia, permitiendo al espectador reflexionar sobre el coste de la venganza y las decisiones que se toman.

En definitiva, “The Jackal” es mucho más que un simple thriller de acción. Es una película sofisticada que, gracias a su dirección cuidada, guion inteligente y actuaciones sólidas, ha resistido el paso del tiempo y sigue siendo un referente del género. Es una historia de espías y venganza que, con un toque de melancolía, invita a la reflexión sobre la naturaleza humana.

Nota: 8/10