The Keeper: The Legend of Omar Khayyam (2005)

“The Keeper: The Legend of Omar Khayyam” es una película que, a pesar de no alcanzar la gloria cinematográfica que quizás aspiraba, ofrece una experiencia visualmente rica y un intento interesante de fusionar historia, romance y suspense. La película, rodada predominantemente en la deslumbrante belleza de Samarkand y Bukhara, Uzbekistán, es una carta de amor al paisaje y la cultura de la antigua Asia Central, utilizando estos escenarios como un telón de fondo impresionante para una historia que, aunque concebida con ambiciones, se queda a medio camino en su ejecución.

La premisa central – la conexión entre un niño moderno y su ancestro, el matemático y poeta persa Omar Khayyam – es intrigante y presenta un potencial considerable. Sin embargo, el guion, dirigido por John McGlade, carece, en su mayor parte, de la profundidad emocional y la complejidad que el tema ameritaba. El ritmo es desigual, alternando momentos de suspenso tenso con pasajes excesivamente lentos, y el desarrollo de los personajes secundarios, como Hassan Sabbah, el líder de los Asesinos, es superficial. Sabbah, interpretado por un Daniel Brühl, es un personaje particularmente desaprovechado: si bien Brühl aporta una presencia imponente, la película no explora suficientemente su psicología ni la naturaleza de su relación con Khayyam, reduciéndolo a un antagonista maniqueo.

Las actuaciones son generalmente sólidas. Sam Carmichael, como Kamran, transmite la inocencia y la curiosidad de un joven que descubre un legado ancestral. Su interpretación es natural y convincente, aunque carece de una profundidad que le permita realmente conectar con el espectador. La cinematografía es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Las tomas panorámicas de Samarkand y Bukhara son espectaculares, capturando la majestuosidad de las antiguas ciudades y la belleza del paisaje. La dirección artística, con la meticulosa recreación de la época y la atención al detalle en la vestimenta y los escenarios, contribuye a crear una atmósfera auténtica y transporta al espectador a una Persia del siglo XI.

No obstante, la película se enfrenta a varios desafíos. El manejo del romance entre Khayyam y la mujer en cuestión es torpe y, en última instancia, poco creíble. Se intenta crear un triángulo amoroso apasionado, pero la tensión no se construye efectivamente, y el espectador no se involucra emocionalmente con el conflicto. Además, el suspense, que pretende ser el eje central de la trama, resulta en gran medida insustancial, residiendo en giros de trama predecibles y revelaciones poco impactantes. En su conjunto, “The Keeper” es un esfuerzo digno de mención, pero carente de la sustancia y la fuerza necesarias para dejar una impresión duradera. La película presenta una oportunidad perdida para explorar la vida y el legado de un genio, y en lugar de ofrecer una visión profunda, se limita a presentar una historia superficial y llena de promesas incumplidas.

Nota: 6/10