The Killer (2024)

David Fincher, después de un tiempo de ausencia que a muchos nos pareció excesivo, regresa con ‘The Killer’, una película que, lejos de complacer con la espectacularidad visual que nos acostumbró, opta por una intensidad silenciosa, una disección psicológica y una atmósfera opresiva que resulta, en última instancia, profundamente inquietante. La película no es un thriller de acción convencional; es una meditación sobre el vacío existencial, la violencia intencionada y la imposibilidad de escapar del pasado, incluso si uno se esforzaza en borrarlo de la memoria.

El personaje de David Young, interpretado con una calma glacial por Michael Fassbender, es una figura inquietante. La película nos presenta a un asesino profesional, “la Reina de los Muertos”, que ha adoptado una serie de identidades y métodos para evitar el contacto emocional. Sin embargo, la película no intenta justificar sus actos, sino que los muestra como el resultado de una elección deliberada y, en cierto sentido, una forma de castigo autoinfligido. Fassbender ofrece una actuación magistral, con un control absoluto de las microexpresiones que revelan la tensión interna y la deshumanización del personaje. No se trata de un héroe ni de un villano, sino de un ser atormentado, atrapado en un ciclo de violencia que parece imposible de romper.

La dirección de Fincher es, como siempre, impecable. La película se construye a través de planos largos y contemplativos, con un ritmo pausado que permite al espectador sumergirse en la mente del asesino. Las composiciones visuales son hermosas, aunque sombrías, con una paleta de colores apagados y un uso inteligente de la luz y la sombra. Fincher no recurre a la violencia explícita, sino que la sugiere, la deja en la mente del espectador, lo que la hace aún más perturbadora. La fotografía de Hélène Louvart es fundamental para la creación de la atmósfera de la película. El sonido, también, juega un papel crucial, con una banda sonora minimalista que realza la tensión y la sensación de aislamiento.

El guion, coescrito por Fincher y Tom Bilyeu, se centra en la investigación de un detective (Aaron Taylor-Johnson) que busca descubrir la identidad de "la Reina de los Muertos". La película establece un juego de detectives aparentemente lineal, pero rápidamente se convierte en algo más complejo, explorando la naturaleza de la identidad, la memoria y la responsabilidad. Si bien la trama puede resultar algo desenganchada para algunos espectadores, la fuerza reside en la exploración de los dilemas morales del protagonista y en la forma en que se enfrenta a sus propios demonios. La película no ofrece respuestas fáciles; al contrario, deja al espectador reflexionando sobre la fragilidad de la condición humana.

En definitiva, ‘The Killer’ no es una película para todos los públicos. Requiere paciencia, atención y una disposición a dejarse llevar por la atmósfera opresiva de la historia. Sin embargo, para aquellos que aprecien el cine de autor, la dirección de Fincher y las actuaciones memorables, resulta ser una experiencia cinematográfica profundamente satisfactoria y perturbadora. Es un trabajo que nos recuerda por qué Fincher es uno de los directores más importantes de nuestro tiempo.

Nota:** 8/10