The King of Fighters (2010)

“The King of Fighters” (2023) es una propuesta que, a primera vista, se presenta como un intento de revitalizar una franquicia de videojuegos con décadas de historia. Sin embargo, la película no logra la complejidad y la resonancia emocional que sus predecesas podrían haber ofrecido, quedando como un espectáculo de acción visualmente llamativo pero narrativamente plano y, en última instancia, decepcionante. La premisa, de viajes interdimensionales para enfrentarse a una amenaza invasora, es atractiva y posee potencial para explorar temas de legado, identidad y sacrificio, pero la ejecución se queda en una simple sucesión de escenas de lucha.

La dirección de Joseph Kahn es notable por su uso de la estética visual. Incorpora elementos de anime, cyberpunk y, de manera efectiva, el estilo de los juegos de lucha clásicos. Las escenas de combate, coreografiadas con gran detalle, son el punto fuerte de la película. La violencia es estilizada y la coreografía impecable, evocando la adrenalina de los videojuegos. Kahn, sin embargo, parece perderse en la escala de la batalla, sacrificando el desarrollo de los personajes y la construcción de una trama convincente en favor de la explosión visual. Las dimensiones a las que son transportados los protagonistas, aunque visualmente distintas, no reciben el desarrollo necesario para sentir que son mundos únicos y con su propia lógica interna.

Las actuaciones son, en general, correctas pero carentes de profundidad. Jonatahn Jo Kent, como Kage, el líder de los descendientes, transmite una determinación admirable, pero su personaje se queda en un rol de héroe unidimensional, sin explorar las complejidades emocionales que una trama más ambiciosa podría haber presentado. El resto del elenco –Justin Duff, Alicia Vikander y Rina Zwiebel– cumplen su función dentro de la batalla, pero sus motivaciones son poco desarrolladas y sus interacciones, superficiales. La dinámica entre los personajes, crucial para la construcción de una narrativa sólida, se ve comprometida por la constante priorización del combate.

El guion es, con diferencia, el mayor problema de la película. Se siente apresurado, con diálogos genéricos y una estructura narrativa que se siente forzada. Las explicaciones sobre la amenaza invasora son vagas y la motivación de los antagonistas, poco convincente. Se intuye la ambición de explorar las raíces de la saga, pero el resultado es una maraña de conceptos que no se conectan de manera satisfactoria. La película no se atreve a profundizar en los dilemas morales o emocionales que la franquicia podría haber planteado, limitándose a presentar una serie de enfrentamientos. La falta de una corea temática clara contribuye a que la historia pierda fuerza y que los personajes se sientan como meros peones en una batalla sin sentido. La película se contenta con presentarnos el espectáculo, sin preocuparse por la sustancia.

Nota: 5/10