The Last Broadcast (1998)

“The Last Broadcast” es una película que se ancla a un lugar y una leyenda específica, las Pine Barrens de Nueva Jersey y el infame Jersey Devil. La historia, aunque reposa sobre una premisa de terror legendaria, se desarrolla con una lentitud deliberada, casi glacial, que resulta tanto fascinante como frustrante. La dirección de Jay Anistaas y Mark Halperin funciona con un estilo visual que evoca una atmósfera de paranoia y desolación, utilizando la luz y la sombra de los pantanos de manera magistral para crear una sensación constante de incomodidad. La paleta de colores, dominada por verdes opacos y tonos terrosos, contribuye a la atmósfera claustrofóbica y a la impresión de un lugar olvidado por el tiempo y la civilización.

El guion se centra en la investigación de un joven cineasta, Cole (Jared Harris), que busca desenterrar la verdad tras la desaparición del equipo de “Fact or Fiction” hace un año. La película no se limita a la búsqueda de la verdad; se sumerge en la psicología de los supervivientes y en las creencias de la gente del lugar, construyendo un retrato complejo de una comunidad marcada por el aislamiento, el miedo y la superstición. La historia se teje con fragmentos de entrevistas, imágenes de archivo y reconstrucciones de los eventos, lo que le otorga una credibilidad inquietante, casi documental. Sin embargo, esta aproximación puede resultar lenta, incluso para los espectadores más pacientes. El ritmo deliberado, aunque efectivo para generar tensión, a veces se siente más como un ejercicio de construcción atmosférica que de narrativa pulida.

Las actuaciones son sólidas, con Jared Harris dando una interpretación matizada como el joven cineasta obsesionado con resolver el misterio. El reparto secundario, interpretado por talentos como Molly Parker y James Frain, se sumerge en los roles de los supervivientes del fatídico evento, ofreciendo interpretaciones creíbles que exploran la fragilidad mental y las consecuencias emocionales de la tragedia. Molly Madison, quien se encuentra con la película en un momento personal complejo, aporta una presencia imponente, aunque su papel, si bien interesante, no alcanza la profundidad de las demás interpretaciones. Sin embargo, es evidente su esfuerzo por conectar con la historia y el tema.

A pesar de su ritmo pausado, “The Last Broadcast” es una película que permanece en la memoria. No es un terror convencional, repleto de sustos repentinos o gore explícito. En cambio, se alimenta de la atmósfera, del suspenso psicológico y de la exploración de la leyenda. La película plantea preguntas sobre la naturaleza de la verdad, la influencia de las creencias populares y el impacto del trauma. Es una película que recompensa la paciencia y el interés por la historia. No pretende asustar, sino sí provocar una reflexión sobre los límites entre la realidad y la leyenda, y sobre el precio de buscar respuestas en lugares oscuros.

Nota: 7/10