“The Last Stop in Yuma County” se presenta como un misterio de suspense en un paisaje árido que resulta, en última instancia, más desolador en su atmósfera que en la intriga que promete. La película, dirigida por Ben Collins y Christopher Figg, se instala en un contexto rural y claustrofóbico, un área de servicio olvidada en el corazón de Yuma County, Arizona, y construye una tensión palpable desde los primeros minutos. Sin embargo, la promesa de giros inesperados, tan central al concepto, se diluye en un desarrollo narrativo que, aunque entretenido, carece de la profundidad y la originalidad necesarias para dejar una huella duradera.
La dirección de Collins y Figg es competente, logrando un ambiente sucio y opresivo que evoca la soledad del desierto. El uso de la luz y la sombra es efectivo, subrayando la oscuridad que acecha bajo la superficie de los personajes y de la historia. La puesta en escena, con detalles como el aspecto gastado del área de servicio y la persistencia del calor, contribuye a la sensación de incomodidad y vulnerabilidad. Pero la película no se aventura demasiado en la experimentación visual, quedando en un estilo de suspense clásico, a menudo predecible en sus elecciones de plano y su ritmo de montaje.
El elenco, liderado por John Hawkes, ofrece interpretaciones sólidas. Hawkes, como un hombre de la ley cínico y atormentado, aporta un peso significativo al personaje. Sin embargo, la caracterización de los demás personajes – un vendedor de cuchillos obsesionado con su oficio, una camarera con secretos, una pareja de ancianos que añora su pasado – se siente un tanto superficial. Aunque cada uno tiene momentos de intensidad, se les falta el desarrollo suficiente para que la audiencia se conecte genuinamente con sus motivaciones y sus miedos. Se percibe, a veces, una falta de confianza en que los actores puedan llevar la carga emocional de la historia, limitando el impacto de las escenas clave.
El guion, escrito por Collins y Figg, es el punto débil de la película. Si bien el planteamiento es interesante – un grupo de extraños forzados a convivir en una situación límite – el ritmo es irregular y la historia se arrastra en ocasiones. Los flashbacks, utilizados para entretejer fragmentos del pasado de los personajes, no siempre se integran de forma fluida en la trama principal. Además, la resolución del misterio, aunque satisfactoria en un sentido técnico, carece de ambigüedad y no ofrece un final que invite a la reflexión. Se resuelve con demasiada rapidez, dejando un sabor agridulce de oportunidad perdida. La tensión se mantiene a lo largo de la película, pero se siente más como una acumulación de momentos de suspense, en lugar de una tensión orgánica generada por los personajes y sus conflictos.
En definitiva, “The Last Stop in Yuma County” es un entretenimiento decente, pero no sobresaliente. Una película que cumple con sus expectativas de un thriller de suspense, pero que no logra elevarse por encima de la fórmula y ofrecer algo realmente original. Nota: 6/10