The Oh in Ohio (2006)

“The Oh in Ohio” es una película que, a primera vista, parece ofrecer una comedia romántica convencional. Sin embargo, tras la primera hora, se revela como una pieza de cine peculiar, introspectiva y, en cierto modo, inquietante. Dirigida por Sundance Ducharme, la película no busca entretener con gags fáciles o finales felices prefabricados, sino que se adentra en la crisis existencial de su protagonista, Priscilla Chase, interpretada magistralmente por Parker Posey.

Posey ofrece una actuación que va más allá de la simple comedia. Su Priscilla es un personaje complejo, vulnerable y profundamente desorientado. La actriz logra transmitir esa sensación de pérdida y confusión con una sutileza y autenticidad que es fundamental para el éxito de la película. No se trata de una mujer que se queja por la vida que tiene; es una mujer que ha perdido cualquier ancla, y su viaje a Ohio es, en esencia, una búsqueda desesperada de sentido. La dirección de Ducharme permite que Posey explore todas las facetas del personaje, desde su cinismo inicial hasta su gradual apertura a la posibilidad de la conexión humana.

El guion, escrito por Ducharme y Emily Halpern, se aleja de los clichés del género. La premisa de un abandono repentino y la posterior búsqueda de la "Oh in Ohio" (el significado de esa frase, que está intrínsecamente ligado al personaje) sirve como catalizador para una serie de encuentros extraños y desconcertantes. Estos encuentros, con personajes interpretados por un reparto talentoso que incluye a Mischa Barton y Nathan Lane, no son simplemente elementos de la trama, sino que funcionan como espejos que reflejan la propia inseguridad y el deseo de Priscilla. La película explora con cuidado temas como la identidad, el deseo, el amor y la búsqueda de uno mismo, sin ofrecer respuestas fáciles ni juicios morales. La escritura es inteligente y a menudo perturbadora, creando una atmósfera de incertidumbre constante.

La película no es un éxito comercial, ni pretende serlo. Su ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que el espectador se sumerja en el estado mental de Priscilla. La fotografía de Linus Freedman, con una paleta de colores apagados y una iluminación natural, contribuye a la atmósfera melancólica y desoladora. La banda sonora, igualmente, es discreta pero efectiva, acompañando los momentos más intensos de la película. Aunque algunos podrían encontrarla lenta o incluso frustrante, “The Oh in Ohio” es una experiencia cinematográfica única y memorable, que invita a la reflexión y desafía las expectativas del espectador. Se trata de una película que se queda contigo mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 7/10