The Phantom (El hombre enmascarado) (1996)

“El Hombre enmascarado” (The Phantom), la película de 1943 dirigida por Lloyd Bacon, no es un clásico indiscutible, pero es un producto considerablemente entretenido de la época dorada de la Universal y merece ser reivindicado por su ambientación y su atmósfera de misterio. La película, basada en la obra de ficción de Michael Arlen, explora el folklore africano con una mezcla interesante de aventura, suspense y elementos de terror gótico, aunque sin la grandilocuencia que se asociaría a la Hammer.

La historia nos transporta a la isla de Bengala, un lugar envuelto en leyendas sobre una alineación de calaveras que, si se unen, desencadenan un cataclismo. Un grupo de exploradores, liderados por el pragmático profesor de antropología Alistair Knox (Robert Young), se aventura en busca de estas calaveras, mientras que el malvado magnate Xander Drak (Vincent Price), impulsado por una ambición desmedida, y sus despiadados secuaces, los piratas de la Hermandad Sengh, buscan unificar las calaveras para controlar el mundo. La trama, aunque predecible en su base, se beneficia de su peculiar tono y la creciente sensación de peligro.

La dirección de Bacon es competente, creando una atmósfera de tensión palpable. El uso de la luz y la sombra, especialmente en las escenas nocturnas y en las cuevas, es efectivo para generar un ambiente opresivo. La cinematografía de Ted Dastel es sólida, con un uso hábil de la cámara a mano que intensifica la sensación de inmersión en la jungla. Sin embargo, la película carece de una dirección visual particularmente innovadora o memorable, siendo más un ejercicio de buenas prácticas cinematográficas para la época.

Las actuaciones son destacables. Robert Young ofrece un retrato convincente de un científico escéptico que, a pesar de sus dudas, se ve forzado a enfrentar lo inexplicable. Vincent Price, como siempre, es un disfrute, canalizando una maldad sutil y elegante. Lo que más me sorprendió fue el papel del joven Peter Lorre como el "Hombre Siniestro", un pirata deforme y perturbador, cuya presencia es inquietante y memorabel. Lorre consigue transmitir un terror implícito que supera la simple apariencia física, convirtiéndose en uno de los elementos más fuertes de la película.

En cuanto al guion, basado en la novela de Michael Arlen, se nota que busca un equilibrio entre la aventura de exploración y el relato de terror. A veces, el ritmo es un poco irregular, con algunos segmentos de acción demasiado cortos y otros demasiado lentos. Sin embargo, la idea central de las calaveras y su conexión con la destrucción del mundo es interesante y se mantiene consistente a lo largo de la película. Los diálogos, aunque funcionales, no son particularmente memorables, pero cumplen su propósito de avanzar la trama y revelar la personalidad de los personajes.

En definitiva, "El Hombre enmascarado" es una película de aventuras y terror con un fuerte componente folklórico. No es una obra maestra, pero ofrece entretenimiento sólido y un ambiente visualmente atractivo. La presencia de Vincent Price y Peter Lorre la convierten en una opción interesante para los aficionados al cine clásico de terror.

Nota: 7/10