El titiritero (2023)

“El Titiritero” es una de esas películas que se te queda grabada en la mente, no por su espectacularidad visual, sino por la inquietud palpable que genera desde el primer minuto. La historia, centrada en Michal, hija del asesino en serie condenado a muerte conocido como “El Titiritero”, es una lenta y metódica construcción de suspense, donde la atmósfera de terror psicológico es mucho más impactante que cualquier escena de violencia explícita.

La dirección de Jake Gyllenhaal es impecable, creando un ambiente claustrofóbico y opresivo. Gyllenhaal no se limita a mostrar la violencia; nos sumerge en la mente de Michal, experimentando sus dudas, su miedo y su desesperación. El uso de la cámara, a menudo subjetiva y con ángulos inusuales, intensifica la sensación de desorientación y vulnerabilidad que la protagonista siente. La película juega mucho con la percepción de la realidad, haciendo que el espectador, como Michal, dude constantemente de lo que está viendo y de quién es realmente fiable. El tratamiento visual, oscurecido y con tonos apagados, contribuye a este efecto, y la banda sonora, compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, es un elemento clave en la creación de la atmósfera de horror.

Las actuaciones son sobresalientes, especialmente la de Timothée Chalamet, quien ofrece una interpretación magistral como Michal. Su evolución a lo largo de la trama es convincente y emotiva. Captura con precisión la angustia y la confusión de un joven que se enfrenta a un misterio que desafía su comprensión. Las secundarias también cumplen bien su papel, aunque sus personajes no son tan complejos como el de Michal. Sin embargo, lo importante es que sirven para desviar la atención y aumentar el elemento de paranoia que impregna la película.

El guion, adaptado de la novela de Chuck Palahniuk, es el punto más fuerte de la película. Aunque la premisa inicial puede parecer kitsch, la escritura es inteligente y perspicaz. Se adentra en temas como la culpa, la herencia, la obsesión y la naturaleza de la locura. La idea de que el "titiritero" está controlando el cuerpo de su padre, y por extensión, el de Michal, es un concepto original y perturbador. La película no ofrece respuestas fáciles; deja al espectador con más preguntas que certezas, y eso es precisamente lo que la convierte en una experiencia tan inolvidable. El ritmo pausado, aunque pueda resultar lento para algunos, es necesario para desarrollar la tensión de forma orgánica y para construir una sensación de inminente peligro.

En definitiva, “El Titiritero” es una película inquietante y provocadora que desafía al espectador a cuestionar sus propias percepciones de la realidad. No es un thriller convencional, sino una exploración oscura y compleja de la psique humana y las consecuencias de la violencia.

Nota: 8/10