The Quest: En busca de la ciudad perdida (1996)

“The Quest: En busca de la ciudad perdida” es una película que, a priori, podría ser fácilmente considerada un ejercicio de nostalgia pura, una oportunidad para que Jean-Claude Van Damme vuelva a la pantalla grande y recuerde a los fans de los años 80. Sin embargo, más allá de la presencia del actor belga, la película ofrece, sorprendentemente, una aventura decente, aunque lejos de ser un triunfo cinematográfico. El argumento, simplista y predecible, se centra en la huida de Chris Dubois, un personaje interpretado con la habitual fisicalidad y la falta de sutileza que caracterizan a Van Damme. Su estilo de vida errante y su temperamento explosivo lo llevan a un desvío en una remota región del Tíbet, donde termina siendo capturado y vendido como esclavo a una banda de piratas liderados por un villano, interpretado con una retorcida ambición por el poder, que resulta ser bastante caricaturesco.

La dirección de Sam Levine es sólida en cuanto a la puesta en escena y la recreación del paisaje tibetano. Hay una belleza natural que se aprovecha con gusto, y las escenas de acción, aunque ya vistas en numerosas ocasiones, están bien coreografiadas y, en general, competentes. Sin embargo, la dirección carece de originalidad y se conforma con seguir fórmulas probadas, lo que a veces resta interés a la trama. No se arriesga con la narrativa ni con las emociones, limitándose a ejecutar las escenas de acción y la búsqueda de la ciudad perdida de manera procedural.

Las actuaciones son una mezcla de lo esperable y lo sorprendente. Van Damme, obviamente, se limita a mostrar su físico y su habilidad para las acrobacias, pero logra transmitir la desesperación y la determinación de su personaje. No busca profundidad emocional, y eso es comprensible dado el formato de la película. Los actores secundarios, por su parte, ofrecen interpretaciones decentes, aunque sin destacar particularmente. En particular, la actriz que interpreta a la joven que se une a Dubois en su búsqueda, Mandy Buckley, aporta un matiz de vulnerabilidad y coraje que contrasta con el carácter más impulsivo de Van Damme, generando un interesante dinámico.

El guion, sin duda, es el punto débil de la película. La historia es repetitiva, llena de clichés de acción y aventura, y carece de un trasfondo significativo. Los diálogos son torpes y poco naturales, y la resolución del conflicto es bastante apresurada y simplista. Se intenta incluir algunos elementos de misterio y suspense, pero estos se diluyen rápidamente y no logran generar una verdadera atmósfera de intriga. La película parece más interesada en mostrar a Van Damme en acción que en construir una historia convincente. En resumen, “The Quest” es una película de acción olvidable que ofrecerá a los fans de Van Damme un espectáculo físico, pero no mucho más.

Nota: 6/10