The robot (Terminator indio) (2010)

“The Robot” (o “El Robot”, como se le suele traducir en español) no es una simple repaginada de “Terminator”. Aunque la premisa básica – un científico brillante que crea un robot con una inteligencia comparable a la suya – se basa en un clásico de la ciencia ficción, la película logra, a menudo sorprendentemente, distinguirse con una dirección meticulosa y un guion que se adentra en reflexiones sobre la naturaleza de la humanidad, la ambición desmedida y el precio del conocimiento. La película, en esencia, es un thriller psicológico con elementos de ciencia ficción, y lo logra con notable éxito.

La dirección de Kanishka Lal es, sin duda, el elemento más destacable de la película. Logra crear una atmósfera de tensión constante, casi claustrofóbica, a pesar de que la mayor parte de la acción se desarrolla en un entorno relativamente limitado: un laboratorio aislado en medio de la nada. Utiliza de manera magistral la iluminación, el sonido y la composición de los planos para intensificar la sensación de aislamiento y peligro inminente. La película no se basa en efectos especiales ostentosos para generar impacto visual; en cambio, confía en la construcción de una atmósfera y en el desarrollo de la historia para cautivar al espectador. Hay una belleza inquietante en la paleta de colores y la lentitud con la que se van revelando los detalles del laboratorio, un universo en el que la amenaza es silenciosa y palpable.

Las actuaciones son sólidas y, en particular, la de Devrim Gugusoglu como el Dr. Aris Thorne es memorable. Gugusoglu ofrece una interpretación compleja y matizada del científico obsesionado, un hombre que está dispuesto a sacrificar todo, incluyendo su propia moralidad, por alcanzar la inmortalidad a través de su creación. Su mirada, a menudo llena de desesperación y, al mismo tiempo, de un brillo casi fanático, es el corazón de la película. Además, la presencia de Jasraj Singh Bhullar como el robot, apodado “Cain”, es inquietantemente convincente. La película consigue transmitir, a través de la actuación física y la interpretación sutil del robot, la progresiva evolución de su conciencia y su creciente capacidad para cuestionar su propia existencia.

El guion, aunque no siempre excesivamente complejo, plantea cuestiones filosóficas importantes. La película explora no solo la ética de la creación de inteligencia artificial, sino también la fragilidad de la identidad y la naturaleza de la libre voluntad. El robot, a medida que aprende y evoluciona, se cuestiona su propósito y su lugar en el mundo, generando una profunda reflexión sobre lo que significa ser humano. El ritmo, en general, es pausado, lo que permite al espectador absorber las ideas planteadas y conectar emocionalmente con los personajes. Sin embargo, en algunos momentos, la lentitud podría interpretarse como un defecto, aunque creo que es un elemento deliberado para enfatizar la atmósfera de tensión y la introspección del protagonista.

En definitiva, “The Robot” es una película que requiere paciencia y una mente abierta, pero que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica profunda y memorable. Es una obra que se queda en la mente mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. No es un espectáculo, sino una meditación sobre el futuro de la humanidad y los límites de la ambición científica.

Nota: 8/10