The Rule of Jenny Pen (2025)

“The Rule of Jenny Pen” es una perturbadora y claustrofóbica pieza que se aferra a la mente del espectador con una tenacidad inquietante. No es una película para llevarse bien, ni mucho menos una para disfrutar en el sentido convencional del término. El director, en un ejercicio de suspense psicológico impecable, nos sumerge en un ambiente de total aislamiento y desconfianza, un espacio que, gracias a una cinematografía sombría y deliberadamente opaca, se convierte en un personaje más dentro de la trama.

La película, centrada en el ex juez Silas, interpretado con una intensidad visceral por el veterano actor Bryan Cranston, se construye sobre una premisa aterradora: un hombre atrapado en un cuerpo que no es el suyo, con una incapacidad frustrante para comunicarse eficazmente y, lo que es más preocupante, haciendo frente a una amenaza sádica que se manifiesta a través de la manipulación y el abuso. Cranston ofrece una actuación magistral, transmitiendo a través de miradas, gestos y la inexpresividad de su rostro el peso del horror interno, la impotencia y la desesperación. Su interpretación no es de heroísmo, sino de un hombre roto que lucha por recuperar el control en un mundo que se ha vuelto caótico.

El guion, escrito con precisión quirúrgica, se enfoca en la tensión y la gradación de la amenaza. No se lanza a espectáculos de violencia gratuita, sino que se deleita en la sugestión y el sutil horror. Las escenas que involucran a la marioneta de Jenny Pen, un objeto grotesco y profundamente perturbador, son especialmente efectivas, generando un escalofrío que se prolonga incluso después de que la cámara se aleja. La historia explora la fragilidad de la psique humana, la facilidad con la que el miedo puede corromper la mente y la devastación que puede provocar el abuso y la pérdida de control. La trama, aunque relativamente sencilla en su estructura, se enriquece con detalles que sugieren una historia más profunda y oscura detrás de las acciones del anciano psicópata.

La dirección es notablemente elegante y, a la vez, perturbadora. Se evita el melodrama excesivo y se centra en la atmósfera, utilizando la iluminación, el sonido y el diseño de producción para crear una sensación de incomodidad y desasosiego constante. El diseño de sonido, en particular, es brillante, empleando silbidos, susurros y sonidos inquietantes para mantener al espectador en vilo. La película no ofrece respuestas fáciles y, en lugar de explicaciones, se permite que la ambigüedad y la incertidumbre sean sus principales herramientas. La sensación de que algo siempre está mal, incluso cuando no se sabe exactamente qué, es una de las razones por las que "The Rule of Jenny Pen" permanece en la memoria con una fuerza innegable.

Nota: 8/10