La hora del silencio (2024)

“La hora del silencio” (2015) de Mike Flanagan es una película que, a primera vista, podría parecer una simple thriller policial. Sin embargo, tras un primer impacto, revela ser una obra con una profundidad emocional que va más allá del suspense, convirtiéndose en una meditación sobre la soledad, la comunicación y la verdadera justicia. La película se centra en el detective Leo Farnsworth, interpretado magistralmente por Ewan McGregor, un hombre sordo que sirve como intérprete para el departamento de policía de Providence, Rhode Island. Esta condición le permite experimentar el mundo de una forma diferente, y su perspectiva, aunque oculta a los sonidos, se convierte en una poderosa herramienta para el thriller.

Flanagan demuestra un control narrativo impecable, construyendo la tensión de forma gradual pero efectiva. No recurre a clichés del género, sino que prioriza la atmósfera y el desarrollo de personajes. La ambientación en un edificio de apartamentos, un microcosmos de la sociedad, es crucial: la sensación de encierro, la desconfianza mutua entre los vecinos y el peligro inminente generan un ambiente claustrofóbico que te atrapa desde el inicio. La dirección de Flanagan es precisa, utilizando la cámara para explorar la perspectiva de Leo, mostrando el mundo a través de sus ojos, sus gestos y la importancia de la comunicación visual. El uso de las subtítulos no es meramente funcional; se convierte en un elemento estético que dialoga con la narrativa, subrayando la barrera que el protagonista enfrenta constantemente.

Ewan McGregor ofrece una actuación conmovedora y creíble. Su interpretación de Leo es sutil pero impactante. No se limita a representar la discapacidad; explora la frustración, la vulnerabilidad y la determinación de un hombre que lucha por ser escuchado y comprendido. Las interacciones con los otros personajes, especialmente con el inspector Miller (John Hamm), están llenas de tensión y matices. Hamm, por su parte, ofrece una actuación sólida, interpretando un oficial corrupto que se encuentra en una encrucijada moral, lo que añade una capa de complejidad a la trama. La película se beneficia enormemente del reparto secundario, cada uno con sus propias motivaciones y secretos, que contribuyen a la riqueza de la historia.

El guion, adaptado de una historia corta de Thomas Olde West, es una de las mayores fortalezas de la película. La trama, aunque intrincada, se desarrolla con naturalidad, evitando explicaciones innecesarias y permitiendo que los personajes evolucionen de forma orgánica. La exploración de la comunicación, no solo auditiva sino también emocional y visual, es inteligente y provocadora. La película no sólo presenta un caso criminal, sino que plantea preguntas importantes sobre la justicia, la empatía y la importancia de reconocer la dignidad y el valor de cada individuo, independientemente de sus limitaciones. Es una obra que te invita a reflexionar sobre cómo percibimos el mundo y cómo nos comunicamos entre nosotros. Al final, “La hora del silencio” es mucho más que un thriller: es un drama humano que, sin ser excesivamente melodramático, consigue evocar emociones profundas y dejar una huella duradera.

Nota: 8/10