The Treatment (2014)

“The Treatment” no es una película que te deje con una sensación de satisfacción, sino una que te instala en una atmósfera de incomodidad persistente. Dirigida por Steven Soderbergh, y a su manera, un ejercicio en la observación de la vulnerabilidad humana, la película se centra en el inspector Nick Cafmeyer, interpretado magistralmente por Jake Gyllenhaal. Gyllenhaal no ofrece una actuación grandilocuente, sino que se sumerge en la disonancia de un hombre que se siente constantemente observado, a pesar de que nunca parece saber quién lo está mirando. Su actuación es sutilmente perturbadora, transmitiendo un miedo latente y una profunda sensación de aislamiento.

Soderbergh, conocido por su experimentación y su habilidad para adaptar el formato de la narrativa, opta por un tratamiento casi documental, con imágenes granuladas y un estilo de grabación que recuerda a las películas policiales de los años 70. Esta estética, lejos de ser decorativa, refuerza la sensación de que estamos presenciando un evento real, una investigación en curso. La película no se dedica a explicar la historia de fondo, sino que la revela gradualmente a través de las interacciones entre los personajes. La relación entre Nick y su jefa, Danni (Melora Hardin), es particularmente interesante. Es una dinámica de poder tensa y complicada, marcada por la atracción y la resistencia. Su conversación, a menudo interrumpida por momentos incómodos, plantea preguntas sobre la naturaleza del deseo y la responsabilidad. La película sugiere que la atracción no siempre es un acto de voluntad, sino una fuerza innegable.

El guion, coescrito por Nick Kazan, es inteligente y deliberadamente lento. La tensión no surge de tiroteos o persecuciones espectaculares, sino de la constante sensación de que algo está mal, de que la verdad se esconde a plena vista. La película juega con la paranoia, presentando al espectador como un invitado no deseado a una escena que no comprende del todo. La figura de Plettinckx, el vecino con un oscuro pasado, no es simplemente un antagonista, sino un reflejo de la propia inseguridad de Nick y su incapacidad para controlar su vida. La elección de Soderbergh de mostrar la perspectiva de Plettinckx a través de la cámara es un recurso brillante para desestabilizar la narrativa y desafiar la percepción del espectador.

Sin embargo, "The Treatment" no está exenta de defectos. La lentitud, a veces, se convierte en pereza, y algunos momentos se sienten deliberadamente largos y sin un propósito claro. Además, el final, aunque provocador, podría haber sido más satisfactorio si se hubiera desarrollado más a fondo. A pesar de estos pequeños puntos débiles, la película es una experiencia cinematográfica inquietante y memorable, que nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza de la verdad, el trauma y la búsqueda de la redención. Es una película que te queda grabada en la mente mucho después de que los créditos finales hayan empezado a rodar. Es un ejercicio en la observación del hombre moderno, un espejo distorsionado que revela la fragilidad de nuestra existencia.

Nota: 7/10