The Unborn (1991)

“The Unborn” no es un terror de fantasmas o sobresaltos baratos. Es, en cambio, una película que se construye meticulosamente sobre una atmósfera de inquietud y paranoia, utilizando la fertilización in vitro como telón de fondo para una historia de horror psicológico más sutil y perturbadora. La dirección de Mark Foreman es discreta pero efectiva: evita los efectos especiales grandilocuentes, optando por un estilo visual sobrio y realista que refuerza la sensación de que algo terrible está ocurriendo en un mundo que intenta mantener la normalidad.

El guion, adaptado de una novela de Michael Ford, no se apresura. La película dedica un tiempo considerable a desarrollar la relación entre Daniel y Sarah, los padres desamparados por la imposibilidad de tener hijos. Esta conexión emocional inicial es crucial porque permite que el horror que se desata sea aún más impactante. No se trata solo de una pareja lidiando con la frustración de la infertilidad; estamos hablando de un sueño roto, de una esperanza vacía, lo que hace que la deshumanización de su hijo sea aún más repugnante. La película explora temas complejos como la ética científica, la pérdida, el control y la propia definición de lo que significa ser humano.

Las actuaciones son sobresalientes. Michael Rosenbaum ofrece una interpretación particularmente convincente como Daniel, un hombre que va de la desesperación a la locura con una naturalidad palpable. Su dolor, su miedo y su creciente paranoia son completamente creíbles. Samantha Strauss, como Sarah, transmite con maestría la angustia de una mujer que se enfrenta a un horror inimaginable. La química entre ambos actores es fundamental para que la historia funcione, y ambos ofrecen una actuación sólida que sustenta la trama con una convicción admirable. Especialmente destacable es la interpretación de la joven actriz que interpreta al niño, a pesar de su limitada pantalla, logra comunicar la inquietante sensación de que algo está profundamente mal.

Sin embargo, la película no está exenta de debilidades. A veces, la lentitud del ritmo puede resultar tediosa, y algunos momentos, especialmente en la segunda mitad, se sienten ligeramente alargados. Algunas de las "coincidencias" que rodean al niño se sienten un tanto forzadas, y el final, aunque inquietante, podría haber sido más satisfactorio si se hubiera explorado más profundamente las consecuencias de lo ocurrido. No obstante, estos pequeños fallos se palian con la atmósfera opresiva y la inquietante sensación de que algo terrible está por suceder. La banda sonora, en perfecta armonía con la dirección, contribuye a mantener la tensión constante. "The Unborn" es, en definitiva, una película que permanece en la mente del espectador mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar, provocando reflexiones sobre la fragilidad de la vida y los límites de la ciencia.

Nota: 7/10