“This World, Then the Fireworks” es una película que se instala en la memoria de manera inquietante, no por efectos visuales grandilocuentes o una trama repleta de giros, sino por su atmósfera opresiva y las actuaciones, en su mayoría, impecables. Dirigida por Chris Smith, la película nos sumerge en la desolación emocional de Marty Lakewood, interpretado con una intensidad palpable por un Robert Pattinson que, al parecer, se encuentra en un excelente momento de transición de su imagen pública. Pattinson ofrece una actuación desmitificadora, mostrando la fragilidad y el resentimiento de un hombre marcado por la traición y la pérdida.
La película se centra en la historia de Marty, un periodista que, tras exponer la corrupción policial en Chicago, se ve obligado a huir con su madre enferma y su hermana, Vera, una figura compleja y profundamente problemática. Vera, interpretada por Rooney Mara, es un personaje moralmente ambiguo, consumida por la autodestrucción y una relación con su hermano que se ve llevada a límites peligrosos y, a veces, perturbadores. La química entre Pattinson y Mara es fundamental para el éxito de la película, una tensión constante alimentada por el pasado compartido y la necesidad desesperada de escapar de sus sombras. La relación entre ambos no se explora con explots, sino que se transmite a través de miradas, gestos y silencios cargados de significado.
El guion, bajo la dirección de Smith, no intenta ofrecer respuestas fáciles. En cambio, se centra en la exploración de los traumas familiares, la desconfianza y la búsqueda de redención. La película opera en un ritmo deliberadamente pausado, permitiendo que el espectador absorba la atmósfera sombría y la carga emocional de los personajes. La dirección de Smith es precisa y minimalista, utilizando la fotografía en blanco y negro para acentuar la sensación de desesperación y la pérdida de esperanza. El blanco y negro no es simplemente un recurso estilístico, sino que refleja la ausencia de luz y color en la vida de los protagonistas. Hay un uso inteligente de los espacios, donde la casa de Vera, en particular, se convierte en un símbolo de la decadencia y la corrupción moral.
Si bien la película puede resultar lenta para algunos espectadores, su poder reside en la capacidad de generar una profunda empatía por sus personajes, incluso aquellos que toman decisiones moralmente cuestionables. La película no juzga, sino que presenta una visión cruda y honesta de las consecuencias de la traición y el dolor. “This World, Then the Fireworks” es una película que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han rodado. Es una exploración dolorosa de la familia, la corrupción y la búsqueda de un lugar al que pertenecer. Una película que requiere atención y sensibilidad, pero que recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica verdaderamente memorable.
Nota: 8/10