Tickled (2016)

“Tickled” no es simplemente una película; es una inmersión profunda en la extraña y perturbadora vena de la internet oscura. David Farrier, el periodista y creador de contenido que impulsa la película, comienza su investigación con la curiosidad inocente de un observador, pero se ve rápidamente arrastrado a un mundo de obsesiones, manipulación y, en última instancia, una exploración inquietante de la psicología humana. La película, concebida como un falso documental, logra ser a la vez cautivadora y repulsiva, y se erige como un ejemplo magistral de cómo las plataformas digitales pueden albergar comportamientos profundamente inquietantes.

La dirección de Farrier, combinada con la de Andrew Lossofsky, es impecable. Logran mantener una tensión constante, construyendo la narrativa de forma orgánica, con periodos de calma intercalados con momentos de absoluta incomodidad. El uso de la cámara, a menudo enfocada en las reacciones genuinas de los personajes, es particularmente efectivo para transmitir la confusión, el temor y la desesperación que experimentan a medida que la verdad se revela. Hay una gran habilidad en cómo se manejan los momentos de tensión, no recurriendo a sustos fáciles, sino cultivando una sensación de incomodidad progresiva que cala hondo.

Las actuaciones, en su mayoría, son sutiles y realistas. Aunque la mayoría de los personajes no son actores profesionales, su interpretación de las situaciones y sus reacciones ante las revelaciones es genuina y poderosa. Particularmente, el rendimiento de los individuos involucrados en la competición de cosquillas es inquietante, no por su actuación en sí, sino por su absoluta aceptación de la situación y su disposición a participar en prácticas que la mayoría de nosotros encontraríamos repugnantes. La película se beneficia enormemente de la honestidad y la vulnerabilidad que exhiben estos sujetos, que se sienten más como víctimas de un sistema dañino que como parte de él.

El guion es, sin duda, el núcleo de "Tickled". Más allá de la simple narrativa de investigación, la película se sumerge en temas complejos como la adicción al contenido online, la explotación, la deshumanización y la facilidad con la que se puede manipular la percepción de la realidad. Farrier no solo documenta una extraña competición, sino que también expone la fragilidad de la verdad en la era digital. Las entrevistas, a menudo filmadas en entornos extraños y desconcertantes, son un testimonio de la capacidad de la internet para crear y amplificar comportamientos disfuncionales. La película plantea preguntas incómodas sobre la ética de la creación de contenido y la responsabilidad de los creadores de plataformas. Hay un punto en la investigación donde la línea entre el documentario y la construcción deliberada de una narrativa empieza a difuminarse, y esta ambigüedad es, en última instancia, lo que hace que la película sea tan impactante.

En definitiva, “Tickled” es una experiencia cinematográfica perturbadora y profundamente reflexiva. No es una película que se olvida fácilmente, y su impacto se siente mucho después de que terminan los créditos. Es un recordatorio inquietante de la oscuridad que puede encontrar en las profundidades de internet y una crítica mordaz a nuestra relación con la tecnología.

Nota: 8/10