Tienes un e-mail (1998)

“Tienes un correo electrónico” (You've Got Mail) es, quizás, una de esas películas que se percibe con una mezcla de nostalgia y, a veces, de decepción. Es la comedia romántica que construyó la mitología del correo electrónico, la que asoció la tecnología con el romance, pero a la luz del tiempo, su frescura inicial se ve atenuada por una ejecución que, aunque entretenida, no alcanza la profundidad que su premisa sugería. Joe Altman, interpretado por Tom Hanks, es un escritor de columnas de opinión, un tipo decente pero frustrado, atrapado en la rutina de su trabajo y la insatisfacción de su relación. Kathleen Kelly, personificada por Meg Ryan, es la dueña de una librería de segunda mano en el corazón de Nueva York, un refugio para los amantes de los libros y un símbolo de autenticidad en un entorno cada vez más corporativo. La atracción entre ellos se desarrolla a través de los correos electrónicos, un medio anónimo que les permite expresar sus verdaderos sentimientos, lejos de las convenciones sociales y la superficialidad de sus vidas.

Lo que realmente destaca de la película es la construcción del personaje de Kathleen. Meg Ryan ofrece una interpretación sutil y encantadora, logrando transmitir la pasión por su librería y, más importante aún, su vulnerabilidad y anhelo de conexión. No es la típica chica moderna obsesionada con las apariencias; su amabilidad y su apego a lo tradicional contrastan con la creciente impersonalidad del mundo que la rodea. Sin embargo, la película, en ocasiones, cae en estereotipos. Frank, el novio de Kathleen, es, en última instancia, un cliché del escritor frustrado. Su comportamiento, aunque comprensible, no aporta mucha riqueza al personaje. Tom Hanks, aunque siempre confiable, aquí se ve limitado por la falta de profundidad en su papel. Su carácter es funcional a la trama, pero carece de matices que lo hicieran realmente memorable.

El guion, escrito por Nora Ephron y dirigida por Richard Finch, es, en su mayor parte, sólido. La idea de un correo electrónico como catalizador del romance es ingeniosa y, en su momento, revolucionaria. La película captura a la perfección el ambiente vibrante de Nueva York, con sus calles adoquinadas, sus librerías bohemias y su ritmo frenético. El suspense se construye de forma efectiva, manteniendo al espectador en vilo por descubrir la identidad del misterioso “S”. Sin embargo, la resolución del misterio es un poco artificiosa y, a la larga, no añade una gran sustancia a la historia. La película se centra demasiado en el juego del gato y el ratón, priorizando el suspense sobre el desarrollo de las relaciones entre los personajes.

A pesar de sus deficiencias, “Tienes un correo electrónico” sigue siendo una película agradable y acogedora. No es una obra maestra cinematográfica, pero tiene un valor nostálgico innegable, especialmente para aquellos que recuerdan la época en la que el correo electrónico era un nuevo y emocionante medio de comunicación. Es un retrato de la búsqueda de la felicidad y la conexión en un mundo cada vez más conectado y, al mismo tiempo, más aislado. La película evoca un sentimiento de optimismo y la creencia en la magia de las pequeñas cosas, un mensaje que, quizás, es más importante que nunca hoy en día. Es una comedia romántica con un toque de encanto, que vale la pena ver, aunque sin pretender ser la última palabra en cine.

Nota: 7/10