Tierras altas (2020)

“Tierras Altas” (High Road) es una película de western australiana que, lejos de seguir los clichés del género, se sumerge en un relato sombrío y profundamente conmovedor sobre la culpa, la memoria y la brutalidad del colonialismo. La dirección de Warren Huyler es notable por su sencillez estética y su capacidad para generar una atmósfera opresiva, particularmente efectiva a través del uso de la luz y el color. La película se centra en la tensión inherente a un paisaje implacable y desolado, donde la supervivencia es una lucha constante. Huyler no recurre a efectos especiales o a un ritmo frenético; en cambio, se apoya en el dominio del espacio y en la lentitud deliberada para transmitir la angustia del protagonista.

La película se sostiene principalmente en las sólidas interpretaciones de sus actores. Ernie Roberts, como Travis, entrega una actuación magistral. Captura la desazón de un hombre atormentado, marcado por los fantasmas de su pasado y la carga de sus actos. No es un héroe tradicional; su comportamiento es a menudo irritable y autodestructivo, lo que lo hace excepcionalmente humano y creíble. Sin embargo, la verdadera joya del reparto es la interpretación de Wayne Garrett como Gutjuk, el aborigen que se convierte en guía de Travis. Garrett ofrece una actuación sutil y poderosa, transmitiendo la sabiduría ancestral y la profunda conexión de Gutjuk con la tierra. Su personaje no es solo un escudero, sino un espejo que refleja la desesperación de Travis y la injusticia de su situación.

El guion, adaptado de la novela homónima de Jack Higgins, es lo que realmente eleva la película. Más allá de la trama de cazarrecompensas, la historia explora la deshumanización de los colonos y el impacto devastador de la conquista sobre los pueblos indígenas. El conflicto no se resuelve mediante disparos y persecuciones, sino a través del dolor compartido y la reaparición de recuerdos traumáticos. La película no ofrece respuestas fáciles; en cambio, plantea preguntas incómodas sobre la responsabilidad moral y las consecuencias de la violencia. La tensión no reside en el “thrill” de la persecución, sino en la lenta y dolorosa confrontación de Travis con su pasado y con la verdad que ha intentado negar.

A pesar de la sobriedad del tono, “Tierras Altas” es una película visualmente impactante. La fotografía de Stuart McDonald captura la belleza salvaje y la desolación del paisaje australiano, mientras que la banda sonora, minimalista pero evocadora, refuerza la atmósfera de pérdida y soledad. No obstante, la película puede resultar lenta para algunos espectadores, acostumbrados a un ritmo más vertiginoso. Su fuerza radica precisamente en esta lentitud, permitiendo al espectador absorber la profundidad del personaje de Travis y la complejidad del conflicto planteado. La película es un recordatorio efectivo de que el pasado, incluso si lo intentamos enterrar, siempre tiene la capacidad de resurgir y de confrontarnos con nuestra propia humanidad.

Nota: 8/10