Till Death. Hasta que la muerte nos separe (2021)

“Till Death. Hasta que la muerte nos separe” es una propuesta inquietante y decididamente efectiva que, a pesar de sus momentos predecibles, logra mantener la tensión y el interés del espectador durante más de hora y media. La premisa, la mujer despertada esposada a su marido fallecido, no es original, pero la manera en que la película la ejecuta la convierte en una experiencia visceral y claustrofóbica que no te abandona fácilmente. El director, Michael Mohan, maneja con maestría el suspense, construyendo una atmósfera densa y opresiva que se siente tangible en la pantalla. El invierno, un personaje en sí mismo, es utilizado de manera excepcional para acentuar la soledad y el aislamiento de la protagonista, Amy (Jessica Alba).

Alba ofrece una actuación convincente y centrada, transmitiendo con solidez el miedo, la confusión y, eventualmente, la determinación de la mujer. Su interpretación es la columna vertebral de la película, y se le ve luchando internamente con la lógica, la esperanza y la desesperación. El resto del elenco secundario, aunque con menos profundidad, cumple su cometido. Particularmente destacable es el actor que interpreta al asesino principal, quien logra proyectar una amenazante calma, una inquietante frialdad que lo hace aún más intimidante. El guion, aunque no innovador en su planteamiento general, presenta algunas interesantes variaciones en la ejecución de los planes del esposo muerto, añadiendo capas de complejidad a la trama. Se siente un intento de subvertir las expectativas del espectador, y, en su mayoría, lo consigue con éxito. Sin embargo, la película cae en ciertos clichés del género thriller, especialmente en el desarrollo de algunos de los mecanismos de escape de Amy. La lógica a veces se ve comprometida por la necesidad de mantener el ritmo, pero esto, en última instancia, es un sacrificio menor.

La cinematografía es otro punto fuerte de la película. Los planos largos y la iluminación natural, que enfatizan el frío y la oscuridad, logran crear una sensación de incomodidad constante. El sonido también juega un papel crucial en la construcción del suspense: los ruidos inquietantes, las caídas de ramas, el viento aullando... todos ellos contribuyen a la atmósfera de terror psicológico. La banda sonora, aunque discreta, acompaña de manera efectiva la acción, sin sobrecargar la trama. La película, en general, es un ejercicio de suspense bien ejecutado, con una buena dosis de terror psicológico. No es una obra maestra, y presenta algunos momentos predecibles, pero la atmósfera opresiva y la actuación de Jessica Alba compensan en gran medida sus deficiencias. El uso del espacio, la casa aislada, se convierte en un personaje más, claustrofóbico y amenazante. La tensión se mantiene constante, incluso en los momentos más lentos, y el final, aunque no completamente inesperado, es satisfactorio en su resolución.

Nota: 7/10