Time Lapse (2014)

“Time Lapse” se presenta como una intrigante, aunque no del todo lograda, incursión en el género de suspense con elementos de ciencia ficción. La premisa, la de una máquina que predice el futuro inmediato, es en sí misma inherentemente atractiva y ofrece un potencial narrativo considerable. Sin embargo, el filme se ve lastrado por ciertas decisiones creativas que, aunque buscaban generar tensión, terminan resultando más torpes que inquietantes.

La dirección de Ben Best, que también participa como guionista, es visualmente interesante, empleando eficazmente tomas en *time lapse* para establecer el tono y la atmósfera. Las secuencias de anticipación, donde vemos fragmentos del futuro captados por la máquina, son, en su mayoría, impactantes y bien ejecutadas, mostrando un cuidado estético que compensa en parte las fallas del guion. El uso del *time lapse* no se limita a la mera recreación de eventos futuros, sino que se integra de manera efectiva para evocar una sensación de desasosiego y presagio. Sin embargo, la película se pierde a menudo en un exceso de estilismo, buscando un impacto visual que a veces eclipsa la historia.

El reparto, liderado por Michael C. Hall y Holt McCallan, ofrece actuaciones sólidas, aunque limitadas por el material que tienen para trabajar. Hall, en particular, consigue transmitir la evolución de su personaje, de un ambicioso aspirante a jugador a un hombre consumido por la paranoia y la ambición desenfrenada. McCallan, como su socio, complementa bien su actuación, mostrando un rostro de creciente inquietud ante los horrores que presagia la máquina. No obstante, el guion no les permite desplegar su potencial completamente. Las motivaciones de los personajes, en algunos momentos, carecen de profundidad, reduciéndolos a meros peones en una trama que a veces se siente predecible.

La mayor debilidad de "Time Lapse" reside en su guion. A pesar de las buenas intenciones de crear una historia de suspense psicológico, la narrativa se vuelve repetitiva y carente de originalidad. Las apuestas, la manipulación, las consecuencias catastróficas... todo ha sido visto antes, y la película no aporta nada nuevo a estos tropos. El ritmo es irregular, alternando momentos de tensión con escenas más lentas y tediosas. Además, el final, aunque visualmente impactante, resulta algo abrupto y carente de una resolución satisfactoria que justifique la carga emocional que la película busca generar. La ambición de explorar los límites de la predestinación se ve truncada por una ejecución demasiado literal y, en definitiva, predecible.

Nota: 6/10