“Timeline” (2010) es una película que, a pesar de su premisa atractiva, no logra consolidarse como la aventura de viajes en el tiempo que prometía. Dirigida por Edward Berger, la película nos presenta una premisa interesante: un profesor de arqueología, Edward Johnston, descubre una anomalía que le permite viajar en el tiempo a la Guerra de las Rosas en Inglaterra. Sin embargo, la ejecución de esta idea, un tanto rebuscada, no está exenta de problemas.
La película se centra en la búsqueda de Johnston para entender el origen de este fenómeno y, a la vez, en su confrontación con la International Technology Corporation, liderada por el ambiguo Robert Doniger, que parece involucrada en algo mucho más siniestro. La dirección de Berger es competente y mantiene un ritmo adecuado, aunque a veces se siente un tanto apurado, especialmente en la parte central del desarrollo de la trama. No obstante, la película logra crear una atmósfera tensa y claustrofóbica, lo que se debe en gran medida a su ambientación. Los escenarios de la Guerra de las Rosas, por ejemplo, son visualmente impactantes y contribuyen significativamente a la inmersión del espectador.
El reparto es, en general, sólido. Eric Roberts, interpretando a Robert Doniger, ofrece una actuación convincente, aunque quizás demasiado caricaturesca en algunos momentos. Chris O'Neil, como el hijo de Johnston, aporta un toque de dinamismo al grupo. Sin embargo, la actuación de Pierce Irving, como Edward Johnston, no alcanza el nivel que podría haberle dado mayor peso a la historia. Su personaje, a pesar del peso emocional que se le intenta conferir, no consigue conectar plenamente con el público. El desarrollo del personaje de Kate, interpretada por Amanda Seyfried, también resulta algo superficial, limitándose a ser la “interesada” del grupo, sin profundizar en sus motivaciones.
El guion es el punto débil principal de “Timeline”. Si bien la idea central es intrigante, la trama se complica excesivamente y recurre a clichés propios del género de viajes en el tiempo. Las explicaciones científicas son bastante pobres, y la lógica interna de la película a menudo se tambalea. Las escenas de acción, aunque visualmente atractivas, carecen de impacto emocional debido a la debilidad del desarrollo de la historia. La película, en esencia, se convierte en una sucesión de eventos que parecen diseñados para mantener al espectador enganchado, sin ofrecer una reflexión profunda sobre el tema del viaje en el tiempo ni sobre las consecuencias de alterar el pasado.
A pesar de sus defectos, “Timeline” ofrece un entretenimiento visualmente decente y una premisa digna de ser explorada. No es una obra maestra, pero tampoco una decepción total. Simplemente es una película que, a pesar de sus ambiciones, termina siendo un tanto olvidable.
Nota: 5/10