Titanic (1997)

‘Titanic’ (1997) de James Cameron no es, por definición, una película sobre el hundimiento del Titanic. Es una película sobre la memoria, sobre la pérdida, y, fundamentalmente, sobre el poder perdurable del amor en medio de una tragedia inimaginable. Si bien la película se basa en la histórica catástrofe, la pieza central de su resonancia emocional reside en la narración retrospectiva de Rose DeWitt Bukater, interpretada magistralmente por Kate Winslet. La película utiliza la arqueología marina y la recuperación de artefactos del naufragio como un vehículo para acceder a los recuerdos de Rose, permitiéndonos experimentar la historia desde su perspectiva, una perspectiva que a menudo se diluye en la escala monumental de la tragedia.

La dirección de Cameron es, como siempre, impecable. La recreación del Titanic es asombrosa, una oda a la opulencia de una era, con una atención al detalle que casi se puede tocar. Las escenas de la construcción y la vida a bordo son vibrantes y llenas de vida, contrastando fuertemente con la tensión palpable que se cierne sobre la nave tras la colisión con el iceberg. Cameron domina el ritmo de la película de forma magistral, alternando entre la reconstrucción histórica, el presente del equipo de recuperación y los flashbacks de Rose, creando una tensión dramática constante que mantiene al espectador completamente enganchado. No obstante, a veces, la exuberancia visual y la sensación de grandilocuencia pueden restar fuerza emocional a ciertos momentos, aunque esto es un problema habitual en el trabajo de Cameron.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares fundamentales del éxito de la película. Kate Winslet ofrece una interpretación sutil pero poderosa, transmitiendo la vulnerabilidad, el coraje y la evolución de Rose de una joven engreída a una mujer decidida a reclamar su propia vida. Leonardo DiCaprio, por su parte, está en su mejor momento como Jack Dawson. Su interpretación es carismática y convincente, pero es su química con Winslet la que realmente enriquece la historia. No se trata solo de una relación romántica; la película explora la idea de que el amor puede ser una fuerza vital, un ancla en medio de la devastación. El apoyo de la interpretación de Bill Paxton como Caledon Hockley proporciona el contrapunto necesario para la vulnerabilidad de Jack.

El guion, adaptado de la novela homónima de Robert Ballard, está bien estructurado, aunque en algunos momentos se vuelve un tanto melodramático. La película evita caer en la simple repetición de la tragedia y se centra en el desarrollo de la relación entre Jack y Rose, utilizando el hundimiento del Titanic como telón de fondo. La decisión de usar una voz en off para la narración de Rose es efectiva, permitiendo al espectador conectar emocionalmente con la protagonista y comprender la profundidad de sus recuerdos. Sin embargo, el guion se adentra, a veces, en un territorio de excesos sentimentales, especialmente en la representación del desenlace, que, si bien conmovedora, podría percibirse como algo simplificada.

Nota: 8.5/10