“Tocando el cielo” (Spinning Gold) es un retrato ambivalente de un hombre fascinante y una época dorada de la música pop. La película, dirigida por Felix Alcalde, nos sumerge en el mundo de Neil Bogart, el visionario judío de clase baja que, en el apogeo de los años 70, construyó Casablanca Records, un sello discográfico que se convirtió en un motor crucial de la explosión disco y el nacimiento de muchos íconos de la música. Sin embargo, la película no se limita a un simple relato biográfico; se atreve a explorar la ambición desmedida, las relaciones turbias y la decadencia moral que rodearon a Bogart y su imperio musical.
La dirección de Alcalde es sólida, aunque a veces predecible en su ritmo. Se gasta tiempo en recrear la vibrante atmósfera de Nueva York de la época, con colores saturados y una banda sonora que evoca a la perfección la estética disco. La película se beneficia de la fotografía, que capta la intensidad de los escenarios nocturnos y la extravagancia de los eventos sociales que definieron esa década. Sin embargo, la narrativa a veces se siente un poco estirada, alargando ciertos momentos sin aportar una justificación clara. Se podría haber simplificado, enfocándose más en el conflicto central que define a Bogart.
La actuación de Timothée Chalamet como Neil Bogart es, sin duda, el corazón de la película. Chalamet aporta una vulnerabilidad y un ardor juvenil que contrastan con la personalidad ya adulta y a menudo despiadada del personaje. Si bien a veces se le ve algo pasivo, Chalamet demuestra una capacidad para transmitir la ambición y la autodestrucción que motivaban a Bogart. El resto del reparto ofrece interpretaciones competentes, aunque no siempre alcanzan el nivel de Chalamet. Michelle Williams, en el papel de la esposa de Bogart, aporta una complejidad emocional necesaria al personaje.
El guion, coescrito por Alcalde y Michael Lesslie, es donde la película experimenta sus mayores fallos. A pesar de tener potencial para explorar las relaciones tóxicas y los compromisos morales que llevaron a la caída de Bogart, la trama a menudo se siente superficial. Se ofrecen fragmentos de información sobre las luchas de Bogart contra la mafia y las drogas, pero la película no profundiza lo suficiente en las motivaciones detrás de sus acciones o en el impacto que estas tuvieron en su vida y en la de los artistas que representó. El desarrollo de algunos personajes secundarios, como la relación de Bogart con un productor musical, se siente apresurado y carente de dramatismo.
En definitiva, "Tocando el cielo" es una película interesante que ofrece una visión parcial de la vida de un hombre controvertido y una época icónica de la música. Aunque no alcanza el impacto emocional que podría haber tenido, sufre de una ejecución narrativa irregular y un guion que podría haber sido mucho más audaz. Es una película recomendable para los aficionados a la música disco y aquellos interesados en la historia de la industria musical, pero con la expectativa adecuada de no ser una obra maestra.
Nota: 6/10