Tocando el viento (1996)

“Tocando el viento” (This Is England) no es simplemente una película sobre la cultura skinhead de los años 80; es un retrato conmovedor y visceral de la pérdida, la identidad y la resistencia frente a la adversidad. James Graham, en su dirección, consigue capturar la atmósfera opresiva de una Inglaterra marcada por el declive económico y la desesperanza, un país donde la promesa de un futuro mejor se desvanece con la desaparición de la industria minera. La película no romantiza el movimiento skinhead; en cambio, explora sus motivaciones, sus contradicciones y su lucha por encontrar un sentido en un entorno desolador.

El guion, basado en hechos reales, se centra en Danny Healy-Phillips, interpretado con una autenticidad impactante por Shane Meadows. Danny, un joven minero, se niega a aceptar la inminente desaparición de la banda de música de los mineros, que representa un legado familiar y una conexión con sus raíces. Su obstinación, alimentada por una mezcla de orgullo, nostalgia y un deseo de proteger la memoria de su padre, es el motor principal de la película. Meadows evita caer en estereotipos, mostrando la complejidad de los personajes, con sus sueños, miedos y conflictos internos. La narrativa se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo que la audiencia se conecte emocionalmente con los personajes y comprenda la magnitud del cambio que se avecina.

Las actuaciones son sobresalientes en su totalidad, pero especialmente destacable es la de Joe Gillet como Woody, el joven miembro de la banda que se convierte en el bróker de drogas de la banda. Su personaje representa la vulnerabilidad y la desesperación de la juventud, atrapada en un mundo donde la música y la ganga son las únicas salidas que encuentra. También merece una mención especial Vicky McClure como Shaw, la madre de Danny, una mujer fuerte y trabajadora que lucha por mantener a su familia a flote. Su relación con Danny es el corazón emocional de la película, un lazo familiar que simboliza la importancia del legado y la tradición.

El uso de la música es fundamental para el éxito de la película. La banda sonora, que incluye versiones de clásicos del punk y del reggae, no solo acompaña la narrativa, sino que se convierte en una extensión de la voz de los personajes. Cada canción evoca un momento específico, transmitiendo emociones y reflejando la situación social y política de la época. La banda sonora funciona como un catalizador, intensificando la atmósfera de angustia, esperanza y, finalmente, liberación. La película captura a la perfección el espíritu de resistencia y la búsqueda de identidad de la juventud de la época, sin caer en clichés fáciles. “Tocando el viento” es una película que te marca, que te hace reflexionar sobre la importancia de la memoria, la comunidad y la lucha por defender lo que realmente importa.

Nota: 8.5/10