Tocando fondo (2012)

“Tocando fondo” es una película que, a primera vista, parece ofrecer una simple y directa exploración de las complejidades de una relación en crisis. Sin embargo, tras una primera impresión de melodramatismo, se revela una obra con un núcleo emocional sorprendentemente sólido, a pesar de algunos momentos que podrían haberse manejado con mayor sutileza. La película de la directora María Ribes no es solo una historia de pareja en crisis, sino un retrato crudo y a veces doloroso de la adicción, la responsabilidad y la dificultad de comunicar nuestras necesidades más profundas.

La dirección de Ribes es precisa y se enfoca en la dinámica de Kate y Charlie. No recurre a clichés del género romántico y opta por un estilo visual directo, a veces incluso austero, que se complementa con una banda sonora que, aunque presente, no domina la narrativa. El uso de la luz y la sombra es especialmente efectivo, reflejando la turbulencia emocional que experimenta el protagonista. La película se mueve con una naturalidad que, a veces, se aproxima demasiado a lo realista, lo cual puede resultar, a veces, un tanto agotador. La tensión en el matrimonio se construye gradualmente, no por grandes momentos dramáticos, sino por los silencios, las miradas y los pequeños gestos que revelan la creciente distancia entre los dos personajes.

Las actuaciones son, en general, excelentes. Clara Sansó y Jose Sacristán ofrecen interpretaciones convincentes y honestas. Sansó, como Kate, logra transmitir la frustración y el dolor de la que lucha contra su adicción, sin caer en la caricatura. Su evolución a lo largo de la película es palpable y convincente. Sacristán, por su parte, interpreta a Charlie con una mezcla de ternura, exasperación y vulnerabilidad, logrando que el espectador se sienta comprensivo hacia su personaje, incluso cuando comete errores. La química entre ambos actores es fundamental para el éxito de la película, y no la falta de ella sería fatal.

El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. Aunque la premisa es interesante y el conflicto central es sólido, la trama a veces se siente repetitiva y carece de profundidad. Los diálogos, en ocasiones, son demasiado expositivos y pretenden, de manera poco natural, revelar información al espectador en lugar de dejar que se derive de las acciones y las interacciones entre los personajes. Asimismo, algunas situaciones, especialmente las relacionadas con la adicción de Kate, se presentan de manera algo simplificada y con un toque de melodramatismo que resta credibilidad a la historia. Se podría haber explorado el proceso de recuperación con mayor matiz y complejidad, adentrándose en las dificultades y los desafíos del día a día.

En definitiva, "Tocando fondo" es una película que merece la pena ver por la honestidad con la que aborda temas como la adicción, la relación de pareja y la responsabilidad. A pesar de sus defectos, ofrece momentos conmovedores y actuaciones sólidas. Es una película que te hace pensar y, sobre todo, que te hace sentir. Aunque la narrativa podría haber sido más refinada, la experiencia visual y emocional es innegablemente poderosa.

Nota:** 6.5/10