“Todas contra él” (All That Glitters) es un ejercicio de nostalgia adolescente repleto de clichés y, a decir verdad, de bastante previsibilidad. Si buscáis una película que ofrezca una reflexión profunda sobre las dinámicas de poder en el instituto o el daño que puede causar la venganza, esta no es vuestra opción. Sin embargo, la película logra, gracias a un cierto encanto juvenil y unas actuaciones decentes, ofrecer un entretenimiento ligero y, en cierto modo, entretenido, especialmente para quienes se sumerjan en la estética de los años 2000.
La dirección de Joel Schumacher, a pesar de su estilo distintivo, no logra imprimir una personalidad particular a la cinta. Sus tomas, a menudo de gran angular, recuerdan a otras películas juveniles de la época, y su uso del color es algo artificioso, buscando siempre un impacto visual fácil que, en general, no convence. El ritmo es constante, buscando mantener la tensión y el interés del espectador, pero a veces se siente forzado, como si se estuviera intentando comprimir demasiado la acción en un tiempo limitado. Schumacher, con su historial, sabe cómo dirigir adolescentes, pero aquí no explota su potencial de manera muy efectiva.
El reparto es el punto fuerte de la película. Jesse Metcalfe, como John Tucker, ofrece una actuación correcta, transmitiendo la despreocupación y el egoísmo de un chico popular que no se toma la vida demasiado en serio. Las tres chicas, Heather, Beth y Amanda, son interpretadas por Lindsay Lohan, Kat Dennings y Amanda Seyfried, respectivamente, y todas cumplen con las expectativas de sus roles. Lindsay Lohan, en particular, aporta una energía juvenil que es contagiosa, aunque su actuación es algo limitada. La química entre las tres protagonistas es notable, y sus escenas de conspiración son algunas de las más divertidas de la película.
El guion, sin embargo, es donde la película más se resiente. La trama es sencilla y predecible, con un final que no sorprende en absoluto. Los planes que las chicas idean para vengarse de John Tucker son torpes y poco originales, y la mayoría de ellos fracasan estrepitosamente. Aunque se pretende crear tensión, la película a menudo se ve socavada por la falta de profundidad en el desarrollo de los personajes y sus motivaciones. La película se basa mucho en la comedia pastelera y los momentos embarazosos, pero carece de una verdadera sustancia que le permita conectar con el espectador a un nivel más profundo. No obstante, hay algunas escenas con un toque de humor inteligente y algunos diálogos ingeniosos que alivian la monotonía de la trama.
En definitiva, “Todas contra él” es una comedia adolescente de entretenimiento ligero que no requiere grandes expectativas. Si estáis buscando una película para pasar un rato agradable y revivir la nostalgia de los años 2000, puede que os guste, pero no esperéis una obra maestra del cine.
Nota: 6/10