Todo lo que quiero para Navidad (1991)

“Todo lo que quiero para Navidad” (Everything I Want for Christmas) no es una película que marque un hito en la comedia familiar, pero sí que logra ser un agradable escape invernal, especialmente para aquellos que buscan una fantasía reconfortante y con un toque de magia. La película, dirigida por Charles Shyer, se beneficia enormemente de la química entre los actores jóvenes y del encanto de la historia, que, aunque predecible, se mantiene entretenida gracias a su puesta en escena y a un guion que, en general, cumple su cometido sin grandes pretensiones.

El núcleo de la trama, la solicitud a Papá Noel para que sus padres se reconcilien, es un cliché que se ha repetido incontables veces en el cine. Sin embargo, Shyer logra darle un giro inesperado a este tema, a través del error de Papá Noel, que confunde a Ethan y Hallie con la creencia de que el odioso Tony es su padre. Este giro, y las consecuencias que desencadena, proporciona un hilo conductor que mantiene la película en marcha. La comedia, aunque a veces un poco forzada y dependiente de situaciones exageradas, se basa en la honestidad de los personajes, en sus deseos y en el genuino cariño que sienten entre sí, incluso en medio del caos.

La dirección de Shyer es segura y funcional. Evita los excesos y se centra en el desarrollo de las emociones y las relaciones entre los personajes. La fotografía, con una paleta de colores cálidos y vibrantes, refuerza la atmósfera navideña y el ambiente familiar. La banda sonora, con melodías clásicas y canciones originales, contribuye a crear una atmósfera envolvente, aunque a veces un poco previsible.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Dakota Fanning y Hayden Christensen encajan a la perfección en los roles de Ethan y Hallie, respectivamente. Su interpretación es natural y convincente, captando la inocencia y la vulnerabilidad de los niños. John Finley como Ethan, y especialmente, la interpretación de Liam Neeson como el padre soltero, ofrecen matices y profundidad al personaje. John Cleese, aunque bajo su característico personaje de villano, proporciona momentos cómicos y un buen contraste con el resto del elenco. No obstante, la actuación de Samuel L. Jackson como el abuelo, aunque divertida, a veces se siente un poco caricaturesca y desconectada del resto de la película.

Si bien “Todo lo que quiero para Navidad” no ofrece nada de nuevo al género, sí que logra ser un entretenimiento ligero y agradable, especialmente para las familias. Su mensaje sobre el amor, la familia y la importancia de los sueños es simple pero efectivo. La película, en última instancia, recuerda que la felicidad a menudo se encuentra en los lugares más inesperados, y que a veces, todo lo que necesitamos es un poco de magia para hacer que nuestros deseos se hagan realidad. No es una obra maestra, pero cumple su función de ofrecer un respiro invernal y un mensaje optimista.

Nota: 6/10