Todo menos la chica (2002)

“Todo menos la chica” es una comedia negra que, aunque plantea una premisa original y prometedora, finalmente se queda a medio camino, incapaz de alcanzar la excelencia que su potencial merece. La película, dirigida por Oriol Paulo, explora la frontera entre la vergonzosa impotencia masculina y la desesperada necesidad de validación, y lo hace a través de la historia de Juan, un personaje interpretado con una sutil pero efectiva introspección por parte de Hugo Silva. Silva logra transmitir la vulnerabilidad y el inseguro deseo de ser visto como valiente, elemento central para entender sus actos. Su actuación es un pilar fundamental en la narrativa, dándole al protagonista una humanidad que, de otro modo, podría haber resultado en un cliché.

Sin embargo, el guion, escrito por Paulo y David Vega, se ve lastrado por una excesiva dependencia del humor negro y la situaciones absurdas. La premisa, la idea de un joven que decide ayudar a la asociación de vecinos a "limpiar" el barrio de una amenaza supuesta, es genuinamente divertida y abre posibilidades interesantes para la comedia. No obstante, la ejecución se vuelve repetitiva y a veces frustrante. El humor, aunque presente, no siempre conecta y, en ocasiones, se siente forzado o incluso innecesario. Se recurre a trampas visuales y juegos de espejos que, si bien son característicos del estilo de Paulo, no aportan riqueza narrativa ni profundizan en los personajes.

La dirección de fotografía, con tonos oscuros y una paleta de colores apagados, contribuye a crear una atmósfera de desasosiego y paranoia. Las secuencias de acción, aunque con una coreografía decente, no logran el impacto deseado debido a la falta de desarrollo de los personajes involucrados. El personaje del camello, interpretado por Raúl Arévalo, es más un cliché que un personaje complejo. Su transformación, de traficante de drogas a protector de su novia, es abrupta y poco convincente. La relación entre el camello y su novia, interpretada por Noemí Salas, es la que adquiere algo de fuerza emocional, aunque aún insuficiente para justificar las acciones posteriores.

En general, “Todo menos la chica” es una película con ideas interesantes pero que se ve deslucida por una ejecución incompleta. La actuación de Hugo Silva es brillante, la fotografía es digna de mención y la banda sonora, aunque discreta, complementa la atmósfera. Sin embargo, el guion, con sus personajes poco desarrollados y su humor a veces forzado, no logra llevar la historia a su máximo potencial. Se ofrece una crítica a la masculinidad tóxica, pero lo hace de una manera superficial y a veces paródica. La película puede resultar entretenida para aquellos que aprecien el cine negro y los juegos visuales, pero para aquellos que buscan una historia con mayor profundidad y personajes más complejos, puede resultar decepcionante. No es un fracaso, pero tampoco es un triunfo.

Nota: 6/10