Todo por un sueño (1995)

“Todo por un sueño” es una película que, a primera vista, presenta una premisa ganchosa: una mujer obsesionada con su carrera de televisión a punto de sacrificar su matrimonio y la moral para alcanzar la cima. Sin embargo, al profundizar, la película revela una construcción narrativa más compleja y, en última instancia, decepcionante. Dirigida con un estilo visual pulido y una atmósfera opresiva, la película consigue generar cierta tensión en los primeros actos, gracias en gran medida a la fotografía de Javier del Pino, quien utiliza la iluminación y el color para acentuar la desorientación y la inquietud de Suzanne. El uso del negro y el gris, en contraste con los destellos brillantes del mundo televisivo, es especialmente efectivo.

El núcleo de la historia reside en el personaje de Suzanne, interpretado con una intensidad convincente por Lucía Pujante. Pujante logra transmitir la ambición desmedida de Suzanne de forma creíble, mostrando cómo la obsesión consume a la mujer, transformándola en alguien frío, calculador y, en última instancia, solitario. Su interpretación es sin duda el punto fuerte de la película, capaz de evocar tanto la admiración por su determinación como el horror por la crueldad que exhibe. Sin embargo, el resto del elenco no logra alcanzar la misma altura. Los personajes secundarios, con excepción de algunos, son meras caricaturas que sirven como herramientas para la trama, careciendo de profundidad y motivación propia.

El guion, escrito por Ana García Juliá y dirigida por la misma García Juliá, se enfrenta a un dilema crucial: cómo abordar un tema tan delicado como la obsesión y la violencia doméstica. Aunque la película se esfuerza por mostrar las consecuencias de la ambición desmedida, a veces se siente como si lo hiciera desde una perspectiva algo distante. La película introduce elementos psicológicos, explorando la fragilidad de la mente humana y los mecanismos de defensa que utilizan las personas en situaciones extremas, pero no profundiza lo suficiente en la psicología de Suzanne, lo que impide que el espectador se conecte verdaderamente con sus motivaciones. La trama avanza de forma lineal y predecible, evitando sorpresas y generando un ritmo constante, pero que, por ende, carece de dinamismo. La resolución, aunque esperable, termina siendo ligeramente apresurada y carente del impacto emocional que la película se había propuesto generar.

En definitiva, "Todo por un sueño" es una película visualmente atractiva con una actuación destacada de Lucía Pujante, pero que falla en la construcción de personajes y en la exploración de su complejidad. El guion, a pesar de tener buenas intenciones, se queda en la superficie, presentando una historia moralmente ambigua sin ofrecer suficiente profundidad. La película sirve como un recordatorio de que la ambición, sin un marco ético, puede conducir a consecuencias devastadoras, pero no logra trascender la mera representación de este cliché. La dirección de García Juliá es competente, pero no aporta la chispa que podría haber elevado la película a un nivel superior.

Nota: 6/10