Tokyo Ghoul (2017)

“Tokyo Ghoul” es una película que, a pesar de su atractivo inicial, se muestra como una experiencia compleja y a veces frustrante. La historia de Ken Kaneki, un joven de aspecto ordinario cuya vida se ve irrevocablemente alterada tras un encuentro con un ghoul, plantea cuestiones morales interesantes sobre la naturaleza de la humanidad y la definición de monstruo. Sin embargo, la ejecución de la premisa, aunque visualmente impactante, falla en ciertos momentos, dejando un regusto amargo que eclipsa algunas de las fortalezas del material.

La dirección de Takashi Shimizu logra capturar la atmósfera oscura y claustrofóbica de Tokio, un escenario perfecto para la dualidad que define la existencia de los ghools. Las escenas de acción son contundentes y brutales, destacando por su uso de la cámara y la coreografía de movimiento. No obstante, la película a veces recurre a un estilo visual excesivamente saturado, especialmente en las escenas nocturnas, que dificulta la apreciación de los detalles y puede resultar desorientador. La dirección, en general, se beneficia de una tensión constante, pero a veces la prioriza sobre el desarrollo del personaje.

La actuación de Masaki Suda como Ken Kaneki es, en mi opinión, el punto más fuerte de la película. Suda logra transmitir de manera convincente la confusión, el miedo y la lucha interna del protagonista, mostrando su transformación física y emocional con una sutileza notable. La interpretación de talento para expresar la incomprensión y la angustia de un hombre que se ve obligado a abrazar su lado monstruoso. El resto del reparto, con actores como Tsuyoshi Koyama y Yuya Masuda, cumple sus funciones, aunque algunos personajes carecen de mayor profundidad. Sin embargo, la carencia de desarrollo de ciertos personajes secundarios, como la Ghoul Oto, resulta decepcionante considerando su relevancia en la serie original.

El guion, sin embargo, es donde la película más profundamente defrauda. Si bien la idea central es sólida, la narrativa se vuelve torpe y llena de agujeros argumentales a medida que avanza. Las motivaciones de algunos personajes son poco claras, los diálogos a menudo son forzados y el ritmo es irregular. La serie original de manga, con sus numerosas complicaciones y giros inesperados, logra mucho más con su trama intrincada. La película simplifica demasiado la historia, sacrificando elementos importantes y reduciendo la complejidad moral de la premisa. La introducción de elementos no relacionados con la serie original también resta valor a la experiencia cinematográfica. La adaptación parece temer complacer a los fans de la saga, resultando en una versión superficial y diluida.

En definitiva, "Tokyo Ghoul" es una película que promete mucho pero no cumple plenamente su potencial. Sus escenas de acción y la actuación de Masaki Suda son notables, pero un guion deficiente y una adaptación superficial impiden que sea una experiencia realmente satisfactoria. Es un intento interesante, pero, en última instancia, un fracaso en la adaptación de una obra original y compleja.

Nota: 6/10