Tom y Huck (1995)

“Tom y Huck” (Tom and Huck) de Chris Columbus es una reinterpretación refrescante y, a mi entender, muy bien ejecutada del clásico de Mark Twain. Lejos de adherirse a la fidelidad histórica o la retórica de los libros originales, la película se enfoca en la aventura, el suspense y la amistad entre dos jóvenes que, en su inocencia y valentía, se convierten en héroes impropios. Columbus logra transformar la atmósfera del río Mississippi del siglo XIX en un escenario vibrante, lleno de niebla, peligros ocultos y la constante amenaza de la justicia. Visualmente, la película es una delicia, utilizando la luz y el color para subrayar la dualidad de la naturaleza: la belleza salvaje del río se mezcla con la oscuridad de los crímenes y los secretos.

La dirección de Columbus es magistral en la construcción de la tensión. La película se mueve con una cadencia que equilibra el humor y el drama, manteniendo al espectador en vilo sin caer en la exageración. Columbus, además, consigue capturar la esencia de la niñez: la ingenuidad, la rebeldía, la curiosidad y el deseo incontrolable de aventura. No se trata de una película para niños que solo buscan un cuento tierno, sino que, a su vez, plantea dilemas morales y obliga al espectador a reflexionar sobre la justicia, la lealtad y el valor del testimonio. La película abraza el caos y la imprevisibilidad, una característica importante de la narrativa de Twain. La planificación no es un elemento central; la espontaneidad y la improvisación son el motor de la trama, algo que se traduce en una experiencia cinematográfica mucho más dinámica y emocionante.

Las actuaciones son excepcionales. Matt Damon, como Tom Sawyer, ofrece una interpretación encantadora y convincente. Domhnall Gleeson, interpretando a Huck Finn, transmite a la perfección la esencia de un chico al margen de la sociedad, un alma solitaria que encuentra en la amistad de Tom su lugar en el mundo. Las interpretaciones secundarias, incluyendo a Joseph Gordon-Levitt como el Sheriff Anderson, son igualmente sólidas, aportando profundidad y complejidad a la trama. La química entre Damon y Gleeson es palpable, lo que hace que su amistad sea el corazón de la película. No es una amistad idealizada; se muestran los desacuerdos, las rivalidades y la necesidad de reafirmar su vínculo en momentos de peligro.

El guion, adaptado de una novela corta de Twain, no es una mera transposición de la historia original. Columbus toma ciertas libertades creativas, ampliando algunos elementos y suavizando el tono en algunos momentos, pero manteniendo el espíritu y la esencia de la obra de Twain. El ritmo es implacable, con giros inesperados y momentos de suspense que mantienen al espectador en vilo. La trama principal, aunque sencilla, se complica con personajes secundarios interesantes y una serie de obstáculos que ponen a prueba la valentía y la inteligencia de Tom y Huck. La película no busca ser un retrato detallado de la sociedad del siglo XIX, sino que se centra en la aventura y en la relación entre dos muchachos que, en su inocencia y valentía, se enfrentan a la injusticia y a los peligros del mundo adulto. La película, en esencia, es una celebración de la imaginación y de la amistad.

Nota: 8.5/10