Tom y Jerry: la película (1992)

“Tom y Jerry: La Película” no es, sin duda, una obra maestra cinematográfica, pero tampoco se queda corta de expectativas. Después de años de cortos animados y series televisivas, la transición a una película de acción y aventura, con la inclusión de un nuevo personaje como Robyn Starling, representa un intento arriesgado por ampliar el universo de la famosa pareja. Y, para sorpresa de muchos, funciona sorprendentemente bien, aunque no sin ciertas imperfecciones.

La dirección de Chris Miller y Rob Sickler es dinámica y, en general, efectiva. La película se mueve a un ritmo trepidante, repleto de persecuciones visualmente impactantes y momentos de humor desenfocado que, aunque a veces son un poco forzados, logran mantener la atención del espectador. El equipo técnico ha realizado un trabajo considerable en la animación, elevando significativamente el nivel de detalle en los fondos y los personajes. Los efectos especiales, especialmente en las secuencias de acción, están muy bien integrados y contribuyen a la sensación de inmersión. Sin embargo, la animación, en algunos momentos, se siente un poco excesivamente “limpia” y carece de la calidez y la textura que caracterizaban los cortos originales.

Las actuaciones, en el sentido estricto de la palabra, son proporcionadas por los personajes animados. Tom y Jerry, como siempre, son la esencia de la película: individuos incapaces de comunicarse, pero unidos por un lazo inquebrantable de competencia y, a veces, de afecto. Sus interacciones, aunque a veces repetitivas en cuanto a sus estrategias de persecución, mantienen un equilibrio perfecto entre el caos y el humor. Robyn Starling, interpretada por Michelle Gomez, aporta un elemento de madurez y determinación que equilibra las travesuras de los protagonistas. La película también ofrece a algunos personajes secundarios interesantes, como Frankie la Pulga, cuyo desarrollo es un guiño divertido a la tradición de los cortos animados. Sin embargo, el desarrollo del personaje de Tía Gordis, aunque caricaturesca, podría haber sido más profundo y complejo.

El guion, sin duda, es el punto débil de la película. Si bien la premisa de la aventura y la búsqueda del padre de Robyn genera interés, la trama se siente a veces predecible y poco original. Los diálogos, en general, son simples y directos, con chistes que, si bien son divertidos para el público infantil, no ofrecen ninguna sorpresa ni ingenio para los adultos. La resolución del conflicto, aunque satisfactoria, se basa en clichés y en un final de acción un poco descarado. La inclusión de Dr. Cachetín y su plan para el control de las mentes es un recurso familiar, y carece de la frescura que se esperaría de un relato con elementos de espionaje.

En definitiva, “Tom y Jerry: La Película” es un entretenimiento agradable para todas las edades, especialmente para los más pequeños. Ofrece una dosis saludable de acción, humor y aventura, y celebra la eterna rivalidad entre Tom y Jerry. Sin embargo, su guion carente de originalidad y sus elementos de trama poco innovadores impiden que sea una obra que realmente destaque. No es un triunfo artístico, pero cumple su función de diversión familiar.

Nota: 6/10