Tomb Raider (2018)

“Tomb Raider” (2018) es una película que, a pesar de su premisa inicial intrigante, se desvive en un torpe ejercicio de acción con una narrativa que se siente vacía y carente de profundidad. Alicia Vikander, como Lara Croft, logra imprimir cierta presencia física a la heroína, y su mirada transmite la incertidumbre y el dolor que su pasado le ha legado, pero la película apenas la explora en lo suficiente para permitir una conexión genuina con el personaje.

La trama, centrada en la búsqueda de la fortuna perdida de su padre, el arqueólogo Marcus Croft, se presenta como una convencional búsqueda del tesoro. Sin embargo, el guion, bajo la dirección de Mónica Rey y Teemu Mäki, se aferra a clichés del género de aventuras y carece de originalidad. Las secuencias de acción, coreografiadas de manera competente, se suceden a un ritmo frenético y desprovisto de sustancia. La propuesta de la película es mostrar a Lara como una experta en supervivencia, una superviviente, y aunque las escenas de escalada, persecución y combate son visualmente atractivas, son repetitivas y, en última instancia, se sienten como trucos visuales que no aportan a la construcción del personaje ni a la historia.

La película intenta, y solo logra parcialmente, explorar el trauma psicológico de Lara, su frustración y su búsqueda de identidad. Vikander se esfuerza por mostrar las cicatrices emocionales de una joven que ha vivido una vida marcada por la pérdida y la incertidumbre. Sin embargo, el guion no profundiza lo suficiente en su pasado ni en sus motivaciones, limitándose a sugerencias y flashbacks breves que rara vez se integran de manera significativa en la narrativa principal. La relación entre Lara y Sam, interpretado por Walton Goggins, se desarrolla de manera plana y carente de química. Goggins, aunque efectivo en el papel del villano, se ve limitado por un personaje unidimensional, un simple antagonista que impulsa la trama sin aportar matices ni complejidad.

A pesar de un diseño de producción y vestuario de alta calidad, que evocan la atmósfera de las aventuras de Lara Croft, “Tomb Raider” sufre por una dirección poco inspirada y un guion que, en esencia, no dice nada nuevo. La película se centra tanto en la espectacularidad visual como en la búsqueda del peligro, sacrificando, en última instancia, la construcción de un personaje complejo y una historia convincente. El resultado es una película entretenida, sí, pero superficial y olvidable. Se siente como una campaña publicitaria de un videojuego, más que como una adaptación cinematográfica que merezca el reconocimiento del público y la crítica.

Nota: 5/10