Tomboy (1985)

“Tomboy” de Caroline McCarthy es una joya oculta, una película que se instala lentamente en tu memoria y te deja con una sensación peculiar y persistente. No es una película que busca ser grandiosa o impactante, sino que se deleita en la observación del personaje de Tommy Boyd, interpretada magistralmente por Sosie Bacon. Bacon es, sin duda, el corazón y la columna vertebral de la película, y su actuación es capaz de transmitir la complejidad de Tommy: su valentía, su determinación, su ingenio y su soledad, todo ello con una mirada que revela una profunda melancolía. McCarthy, la directora, consigue que el espectador se identifique con Tommy no a pesar de su apariencia o sus acciones, sino precisamente por su diferencia, por su rechazo a las normas sociales y por su búsqueda de un espacio propio.

La película se desarrolla en un pueblo costero de Maine, y McCarthy utiliza la fotografía para establecer una atmósfera tangible y evocadora. Los colores son apagados, casi monocromáticos, y la luz natural domina las escenas, intensificando la sensación de aislamiento y la belleza salvaje del paisaje. Este entorno rural, con sus puertos, sus barcos y sus hombres de mar, sirve como telón de fondo perfecto para la historia de Tommy, una chica que se siente extraña en su propio vecindario. La ambientación no es solo un elemento decorativo; es un personaje en sí mismo, que influye directamente en el carácter de Tommy y en la manera en que se relaciona con el mundo.

El guion, aunque sencillo en su trama central, es sorprendentemente efectivo. McCarthy evita los clichés y las soluciones fáciles, presentando la historia con un tono naturalista. La relación entre Tommy y Randy Starr (Charlie Coneacher) es la pieza clave, y la tensión entre ellos no se basa en la competencia directa, sino en el respeto mutuo que se forjan poco a poco. La idea de la carrera trucada es un catalizador para esta relación, y la forma en que se construye es inteligente y llena de matices. No es una película de acción pura, sino más bien un estudio de personajes en un contexto específico. La película explora temas como la identidad, la aceptación, la soledad y la búsqueda de un lugar en el mundo, todos ellos tratados con una sensibilidad y una honestidad que son pocas veces vistas en el cine contemporáneo.

Sin embargo, “Tomboy” no es perfecta. La película, por su estilo contemplativo, podría resultar un poco lenta para algunos espectadores. La trama no es especialmente compleja y, en ciertos momentos, podría sentirse un poco repetitiva. No obstante, la fuerza del personaje de Tommy y la dirección cuidadosa de McCarthy compensan estas deficiencias. Es una película que exige al espectador una cierta paciencia y una disposición a dejarse llevar por el ritmo lento y deliberado de la narrativa. Es un ejercicio de observación, una invitación a reflexionar sobre la diferencia y la pertenencia. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas y deja al espectador la tarea de encontrar sus propias conclusiones.

Nota: 7.5/10