Top Gun: Maverick (2022)

“Top Gun: Maverick” no es simplemente una secuela; es un homenaje glorioso al clásico que lo precede, y un testimonio del poder de la nostalgia bien gestionada. Tom Cruise, por su parte, ha logrado lo impensable: no solo domina la película, sino que la revitaliza con una energía y una autenticidad que muchos no creíamos posibles después de tantos años. La película se siente como un regreso a las raíces, pero también como un salto adelante en términos de efectos visuales y de la experiencia cinematográfica en general.

La dirección de Joseph Kosinski es magistral. Ha logrado recrear el entorno y la tensión de la aviación con una precisión asombrosa. Las secuencias de vuelo son, sencillamente, espectaculares. No se trata de trucos baratos; son momentos de pura inmersión, gracias a una combinación de planos innovadores, una coreografía impecable y la utilización de drones para capturar tomas vertiginosas. Kosinski entiende que la verdadera emoción de “Top Gun” reside en el vuelo, y no se corta un pelo en este aspecto. La película no solo muestra la velocidad y la tecnología, sino que también explora la fragilidad y el riesgo inherente a la profesión.

Las actuaciones son sobresalientes en todos los niveles. Miles Teller, como Bradley "Rooster" Bradshaw, aporta una profundidad emocional que era notablemente ausente en la película original. Su relación con Maverick no es solo un cliché de padre e hijo; es una exploración delicada de culpa, perdón y el peso de la historia. La química entre Cruise y Teller es genuina y convincente, impulsando la narrativa con una intensidad considerable. Ana de Armas, como Maggie "Phoenix" Brewster, se convierte en un soplo de aire fresco, aportando tanto competencia como vulnerabilidad a la tripulación. No se la considera un simple interés romántico; su personaje tiene un papel fundamental en el desarrollo de la trama y la evolución de Maverick.

El guion, adaptado por Ehren Kruger, evita caer en clichés fáciles y en simplificaciones excesivas. Si bien se basa en la nostalgia, también explora temas relevantes como el desarrollo profesional, la superación de traumas personales y la importancia de la camaradería. La trama es inteligente y mantenía el interés hasta las últimas escenas, evitando momentos de relleno y centrando la atención en la misión principal. La película sabe equilibrar la acción con la reflexión, ofreciendo momentos de suspenso y emoción, pero también permitiendo al espectador conectar con los personajes a un nivel más profundo. El ritmo es perfecto, y la película no tiene miedo de experimentar con el formato, incorporando flashbacks de manera efectiva para construir el contexto de la historia.

En definitiva, “Top Gun: Maverick” es una película que cumple con todas las expectativas y las supera. Es un espectáculo visual, una experiencia cinematográfica emocionante y, sobre todo, un regreso digno para un ícono del cine.

Nota: 7.8/10