Torapia (2004)

“Torapia” es una película que se siente como un experimento en sí misma, y, curiosamente, una de las más exitosas de su propia propuesta. La obra de Juan Diego Solórzano Ibáñez no busca complacer al espectador con una narrativa lineal o un desarrollo de personajes predecible, sino que se sumerge en la atmósfera inquietante de un manicomio y la mente torturada de su protagonista, Basilio, un carterista que se convierte en el centro de un triángulo de intrigas, locura y, por supuesto, diamantes. La película no se entrega fácilmente, exige atención y una cierta predisposición a aceptar lo surrealista y lo grotesco.

La dirección de Solórzano Ibáñez es magistral, creando una atmósfera claustrofóbica y opresiva desde los primeros minutos. La iluminación juega un papel fundamental, con sombras alargadas y colores apagados que reflejan el estado mental de los personajes y la propia desesperación del entorno. El director se atreve a utilizar planos largos, casi contemplativos, que permiten al espectador absorber cada detalle del set, cada mirada, cada gesto. La película se beneficia enormemente de la fotografía de Rodrigo Saizarralde, cuya obra imbuye la historia de un tono melancólico y poético.

El reparto es excepcional. Bruno Espinosa ofrece una actuación deslumbrante como Basilio. Su personaje es un complejo entramado de ingenio, desesperación y una sutil vulnerabilidad. La ambigüedad de su personaje, entre la locura y la astucia, lo convierte en un protagonista fascinante y difícil de olvidar. Las interpretaciones de los secundarios, incluyendo a Laura del Pozo como Paca, y a Manuel Torres como Hipólito, son igualmente memorables, aportando matices y tensiones a la trama. Sin embargo, es el papel de Pablo Molinero como Rufino, el torero que se ofrece a ayudar a Basilio, el que sobresale. Molinero transmite un profundo sentimiento de altruismo, pero también una melancolía inmensa.

El guion, adaptado de una novela homónima, es lo más controvertido de la película. La trama, que mezcla elementos de thriller psicológico, comedia negra y drama, a veces se siente un tanto desordenada y previsible. No obstante, la película se salva gracias a su ingenio y a su capacidad para generar situaciones inesperadas y perturbadoras. La idea de la “Torapia”, la terapia que conecta al hombre con su bestia interior, es especialmente original y se desarrolla de una forma inquietantemente sugerente. La película no ofrece respuestas fáciles y, en lugar de eso, invita al espectador a reflexionar sobre la naturaleza humana y los límites de la razón. El ritmo, deliberadamente pausado, recompensa la paciencia del espectador, permitiéndole sumergirse en la mente de Basilio y en el universo surrealista de la institución. Se trata de una película que se queda con el espectador mucho después de que acaba los créditos.

Nota: 8/10