Tortugas Ninja (1990)

“Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem” es una explosión de color, acción y humor que, a pesar de sus algunas fallas, logra convertirse en una experiencia cinematográfica refrescante y sorprendentemente entretenida. La película, dirigida por Michael Bay (sí, ese Michael Bay) y escrita por Josh Weinberger y Andrew Kleinberg, no intenta ser una adaptación fiel del clásico cómic, sino que abraza un espíritu más juvenil e irreverente, inspirándose más en las películas de los 90 que en el material original. Y eso, en cierto modo, funciona excepcionalmente bien.

La dirección de Bay es innegablemente presente; cada escena es visualmente impactante, con secuencias de acción coreografiadas de manera frenética y deslumbrante. Sin embargo, hay un riesgo constante de caer en la sobreexposición, y en ocasiones, la hiperactividad visual eclipsa la narrativa. Afortunadamente, la banda sonora, con un ritmo energético y pulsante, y el uso inteligente del color, equilibran el caos y mantienen el interés del espectador. El uso de la cámara, especialmente durante las escenas de combate, es innovador y dinámico, utilizando ángulos inusuales y perspectivas propias para intensificar la sensación de peligro y movimiento.

Las actuaciones son sobresalientes. El elenco joven, liderado por el carismático Austin Amancio como Michelangelo, aporta una vitalidad y un humor contagioso a los personajes. El grupo, con su particular sentido del humor y sus personalidades marcadas, se siente auténtico y cercano. El personaje de Casey Jones, interpretado por el siempre efectivo Noah Segan, se presenta como un alivio cómico convincente, aunque su arco narrativo podría haber sido más desarrollado. El villano, Shredder, interpretado por el legendario Michael Keaton, aporta un aire de amenaza genuina y un contrapunto interesante a la irreverencia general de la película. Keaton logra transmitir la crueldad y la determinación del personaje sin caer en clichés.

El guion, aunque a veces recurre a clichés del género de superhéroes, tiene momentos de brillantez, especialmente en la construcción de la relación entre las tortugas y su tutor, el Maestro Splinter. El desarrollo de los personajes es un punto fuerte; la película explora las dinámicas fraternales y los desafíos de la adolescencia que enfrentan las tortugas, ofreciendo un retrato realista de la búsqueda de identidad. La ambientación de Nueva York es particularmente bien lograda, transformando la ciudad en un escenario de aventura y peligro constante. La idea de las tortugas entrenando en las alcantarillas, y utilizando el entorno para sus labores de espionaje, aporta un elemento de originalidad y sofisticación.

En definitiva, “Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem” es una película que celebra la aventura, el humor y la amistad. Si bien su ritmo frenético podría no ser del gusto de todos, la película ofrece un entretenimiento sólido y visualmente estimulante, con un elenco carismático y una interpretación memorable de Michael Keaton como Shredder. Es una reinvención del clásico, que se atreve a romper las convenciones y a ofrecer una nueva perspectiva a los ninjas mutantes.

Nota: 7.5/10