Transporter 3 (2008)

‘Transporter 3’ no es una obra maestra cinematográfica, ni siquiera una entrega particularmente memorable de la saga. Sin embargo, es un entretenimiento sólido y adrenalínico, un clásico moderno del género de acción, que cumple su función principal: ofrecer una dosis de acción y un espectáculo visual con la inconfundible presencia de Jason Statham. La película se centra en Frank Martin, el especialista en transporte de mercancías peligrosas que ha construido una reputación envidiable gracias a su eficiencia y a su letalidad en situaciones extremas. En esta tercera entrega, se ve arrastrado a una misión aparentemente simple: llevar dos bolsas llenas de un objeto desconocido y a una joven ucraniana, Valentina, desde Marsella hasta Odessa. El problema, como siempre en este universo, es que nada es tan simple como parece.

La dirección de Louis Leterrier, que vuelve a estar al mando, se distingue por su ritmo frenético y su capacidad para crear escenas de acción espectaculares. Los efectos especiales, aunque no revolucionarios, se integran de manera fluida en las secuencias de persecución y explosiones. Leterrier sabe jugar con la cámara, utilizando planos dinámicos y movimientos de cámara sorprendentes para intensificar la sensación de inmersión del espectador. La película visualmente es agradable, con un fuerte énfasis en los coches y en la acción en la carretera, elementos que definen la identidad de la saga. Sin embargo, en ocasiones la sobreexposición visual y la falta de interés en la ambientación contribuyen a diluir la tensión, que a veces se siente artificial.

Las actuaciones son correctas, pero sin grandes sorpresas. Jason Statham, como siempre, ofrece su interpretación habitual: un héroe duro, estoico y letal. Su Frank Martin es un personaje frío y distante, un profesional que se guía por el deber y la lealtad. Natalia Rudakova, en el papel de Valentina, aporta un toque de vulnerabilidad y misterio a la historia, aunque su personaje no está suficientemente desarrollado. El reparto secundario, con figuras como Mark Strong, cumple su función de ofrecer rivales memorables, aunque sus motivaciones a veces se sienten un poco superficiales. Mark Strong, en particular, ofrece un villano convincente y amenazante, dotando a la trama de una cierta profundidad moral.

En cuanto al guion, ‘Transporter 3’ recurre a la fórmula probada y verdadera de la saga: un personaje en apuros, un objetivo peligroso, múltiples obstáculos y un final explosivo. No obstante, la trama carece de originalidad y profundidad. Los diálogos son funcionales pero poco inspirados y los giros argumentales, aunque presentes, no son particularmente inteligentes ni sorprendentes. Se siente la sombra de las entregas anteriores, con la sensación de que la película se limita a repetir los elementos que han funcionado en el pasado, sin arriesgarse a explorar nuevas vías. La película se centra en la acción a expensas de la construcción de personajes y el desarrollo de la historia. El subtexto político sobre la corrupción y el crimen organizado es sutil, pero presente, y ofrece un punto de interés adicional. En definitiva, ‘Transporter 3’ es un espectáculo de acción disfrutable, pero sin pretensiones artísticas.

Nota: 6/10