Transsiberian (2008)

“Transsiberian” es una película que, en esencia, busca evocar la atmósfera melancólica y a la vez inquietante de un viaje largo y solitario. El director, Christopher Nolan, retoma elementos de su aclamado “Pánico en el Transiberiano”, pero, a mi juicio, con menos impacto visual y una sensación general de menor urgencia. No se trata de un thriller puro, sino más bien de una meditación sobre la soledad, el pasado y las conexiones inesperadas que se forjan en los espacios más inusuales.

La película se centra en la pareja Roy y Jessie, interpretados por Alec Baldwin y Victoria Abril, quienes, tras una experiencia turbulenta en China, deciden emprender un viaje por el Transiberiano en dirección a Moscú. La elección del tren como escenario es un acierto, pues la experiencia claustrofóbica, el ambiente multicultural y la omnipresente sensación de voy a la deriva son elementos que sirven para profundizar en la psicología de los personajes. La dirección de Nolan se mantiene sobria y elegante, priorizando la atmósfera sobre los efectos especiales. Si bien el tren es un personaje en sí mismo, se le da espacio suficiente para respirar, permitiendo que el espectador sienta el peso del viaje y la monotonía de las horas.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Alec Baldwin, quien transmite con matices la quietud y el hastío de Roy. Victoria Abril, en cambio, podría haber aportado una mayor intensidad dramática, aunque su personaje, Jessie, se siente a veces algo plano y carente de profundidad. Sin embargo, la presencia del inspector Grinko, interpretado por Jean Reno, añade una capa de intriga y humor negro a la trama. Su personaje, un hombre cansado de la vida y de la corrupción, se convierte en un contrapunto interesante al resto de los pasajeros, y su investigación del asesinato del narcotraficante añade una lógica narrativa al viaje.

El guion, aunque lento y deliberado, se basa en una estructura narrativa sencilla pero efectiva. La trama secundaria del asesinato sirve para mantener el interés del espectador, pero la verdadera fuerza de la película reside en las conversaciones entre los personajes, en sus silencios, en sus miradas. Estos intercambios, a menudo cargados de significado implícito, revelan las vidas pasadas de los protagonistas, sus miedos, sus deseos. El ritmo pausado, sin embargo, podría resultar tedioso para algunos espectadores, y la resolución de la trama principal, aunque satisfactoria, carece de la grandilocuencia que se esperaría de una película de Nolan. En definitiva, "Transsiberian" es una película inteligente y evocadora, pero que no alcanza la excelencia de sus predecescentes.

Nota: 6/10