“Tras el corazón verde” es una propuesta cinematográfica que, aunque no alcanza la grandeza esperada, ofrece un entretenimiento sólido y un viaje visualmente atractivo a través de la exuberante selva colombiana. La película, dirigida por Gilberto Rojas, se presenta como un thriller de acción con toques de romance y aventura, pero se ve a veces eclipsada por un guion que, en sus momentos más puntuales, se siente un tanto predecible y carente de profundidad. Sin embargo, la película compensa con una atmósfera inmersiva y una fuerte dosis de adrenalina.
El reparto es, en general, correcto, aunque la actuación de la protagonista, Charlotte Sullivan, como Joan Wilder, carece de la chispa necesaria para transformar a la escritora romántica en una heroína tenaz y audaz. Su interpretación, aunque honesta, a veces resulta algo forzada, especialmente en las escenas de acción. No obstante, el actor Sam Worthington, en el papel de Jack Colton, ofrece una actuación considerablemente más convincente. Su personaje, un buscavidas endurecido por la vida, aporta una presencia física y un carisma que ayudan a dinamizar la trama. La química entre Sullivan y Worthington es palpable y, en algunos momentos, se aprecia una genuina tensión romántica que, aunque no es el foco principal, añade una capa de interés a la historia.
La dirección de Rojas se destaca por su capacidad para crear una atmósfera densa y peligrosa en la selva colombiana. La fotografía es espectacular, empleando una paleta de colores vibrantes y utilizando la luz natural para generar una sensación de opulencia y, a la vez, de amenaza. Las escenas de acción, aunque no son innovadoras, están bien coreografiadas y se ven fluidas, aprovechando al máximo el entorno natural como escenario. La producción también ha sabido captar la esencia de la cultura colombiana, integrando elementos auténticos y mostrando la belleza del país, más allá de los clichés del narcotráfico. Sin embargo, es importante señalar que, en ocasiones, la estética visual domina sobre la narrativa, y la película se pierde en la grandilocuencia de sus imágenes.
El guion, no obstante, es su punto más débil. La trama, basada en una premisa interesante - una escritora que se involucra en un mundo de la droga - se complica con un ritmo desigual y algunos giros argumentales que resultan poco convincentes. Los personajes secundarios, con excepción del guía local interpretado por Julián Arredondo, carecen de desarrollo y su rol a menudo se limita a cumplir funciones meramente expositorias. Se podría haber profundizado en las motivaciones de los antagonistas y en el impacto del narcotráfico en la comunidad local, lo que habría enriquecido la experiencia cinematográfica. La resolución del conflicto, en particular, resulta algo apresurada y un tanto simplificada, dejando algunas preguntas sin respuesta y contribuyendo a la sensación de que la película no ha explorado todo su potencial.
Nota: 6/10