“Tres anuncios en las afueras” (Three Billboards Outside Ebbing Missouri) no es una película sobre venganza, aunque la premisa inicial sugiera algo parecido. Es, en cambio, una profunda y conmovedora exploración de la rabia, el dolor y la búsqueda de significado en un lugar donde las promesas de justicia parecen convertirse en espejismos. La película, dirigida con maestría por Martin McDonagh, construye una atmósfera tensa y claustrofóbica desde el primer momento, atrapándote en el pequeño y aparentemente tranquilo pueblo de Ebbing, Missouri. La elección de McDonagh de centrarse en personajes imperfectos, profundamente humanos, es lo que la hace tan impactante.
Frances McDormand, en su papel de Mildred Hayes, ofrece una interpretación magistral. Su actuación es una obra-prima de sutura emocional; McDormand transmite la furia contenida de una madre devastada, el miedo y la frustración con una precisión brutal. No es una heroína, sino una mujer que ha perdido todo y que, impulsada por la impotencia, se ve obligada a tomar las riendas de la situación. No es un personaje simpático en el sentido tradicional, pero es tremendamente creíble y entrañable a pesar de sus defectos. La actuación de Woody Harrelson como Dixon, el jefe de policía torpe y con problemas personales, complementa a la perfección el arco dramático. Su personaje, un hombre atrapado en sus propios demonios, genera un conflicto interno y emocional que se traduce en acciones inesperadas, muchas veces embarazosas, pero siempre honestas.
El guion, de nuevo, es el corazón de la película. McDonagh escribe diálogos ágiles, mordaces y sorprendentemente hermosos. No se basa en soluciones fáciles o clichés narrativos. El ritmo es impecable, alternando momentos de humor negro y tensos enfrentamientos con escenas de gran sensibilidad y reflexión. La construcción del pueblo de Ebbing es meticulosa, con personajes secundarios memorables que contribuyen a la riqueza del universo narrativo. La película no intenta simplificar la complejidad de las relaciones humanas; en cambio, muestra las consecuencias de las decisiones, la importancia de la empatía y el poder de la comunidad, a pesar del cinismo que prevalece a veces. La dirección de arte, con su fotografía desaturada y el uso del color, refuerza la sensación de una realidad marcada por el luto y la desilusión.
“Tres anuncios en las afueras” es una película que te resuena mucho después de que terminan los créditos. No ofrece respuestas fáciles, pero sí te invita a cuestionar la justicia, la verdad y la manera en que tratamos a los demás. Es una obra cinematográfica poderosa, reflexiva y profundamente humana, que se queda grabada en la memoria. La película consigue equilibrar la oscuridad del dolor con momentos de genuino humor, demostrando que la vida, incluso en las circunstancias más difíciles, puede ofrecer destellos de esperanza.
Nota: 9/10