Tres deseos (1995)

“Tres Deseos” (Three Wishes) es una película que, a primera vista, podría parecer un simple drama familiar con un toque de fantasía. Sin embargo, bajo la superficie de un relato sobre la pérdida y la redención, se esconde una narrativa sorprendentemente conmovedora y, a su manera, optimista. La película, dirigida con un cuidado particular por Jim Abrahams, Barry Sonnenfeld y Francis Ford Coppola, no se obsesiona con efectos especiales o mecánicas de magia complejas; en su lugar, se centra en la conexión humana, un elemento central que justifica las “tres” decisiones mágicas de la protagonista, Jane Holman.

La dirección, aunque no particularmente revolucionaria, logra crear una atmósfera cálida y familiar. La fotografía, en tonos suaves y reminiscentes del pasado, refleja la melancolía inicial de Jane y la renovación que poco a poco llega a su hogar y a su vida. Coppola, como productor, aporta una sensibilidad que alarga la duración de la película sin que ésta se sienta, ni por un instante, arrastrada. El ritmo es constante, permitiendo que el espectador se involucre emocionalmente en las circunstancias de la familia Holman.

La actuación de Geena Davis como Jane Holman es, sin duda, el corazón de la película. Davis logra transmitir con sutileza la desesperación, el dolor y, finalmente, la esperanza que reside en el corazón de su personaje. Su interpretación es realista y llena de matices, evitando caer en clichés sentimentales. La relación entre Jane y Jack McCloud, interpretado con una elegancia y una profundidad sorprendentes por Andy García, es el núcleo emocional de la trama. García aporta un carisma innegable y un aire de misterio que lo convierten en un personaje entrañable. La química entre ambos actores es genuina y, sin duda, lo más memorable de la película. Tom Skerritt, como el hermano mayor de Jane, ofrece un buen soporte a la trama, aunque su personaje carece de la complejidad que podría haberle aportado.

El guion, adaptado de la obra de teatro de Robin Williams, presenta un enfoque bastante original para la narrativa de fantasía. La introducción de la magia no es gratuita; se integra de manera orgánica en la trama, sirviendo como catalizador para el crecimiento personal de los personajes y, sobre todo, para la superación del trauma de Tom. La película explora temas universales como la pérdida, la aceptación, el perdón y la importancia de la familia. Sin embargo, el guion a veces se adentra en territorios algo predecibles y la resolución final, aunque emotiva, podría haber sido más ambigua o interesante. La película, aunque disfruta de la magia y los “deseos”, siempre regresa a la realidad de las relaciones humanas y a la importancia de las pequeñas cosas.

Nota: 7/10