Tres gordos y un millonario (1987)

“Tres gordos y un millonario” (Three Kings) no es precisamente una obra maestra cinematográfica, pero sí una comedia rebosante de encanto, humor y, sobre todo, mucha humanidad. La película, dirigida por David Frankel, nos presenta una situación absurda y provocadora: un anciano millonario, Albert Denninson, de Palm Beach, sufre un colapso nervioso y decide, contra todo pronóstico, buscar ayuda en las calles de Nueva York. Y no en un hospital, sino en manos de los “Fat Boys”, un dúo de raperos de los 80, que, lejos de seguir protocolos médicos, se dedican a hacerle reír a Albert, creyendo firmemente que la risa es la mejor medicina.

La dirección de Frankel es funcional y dinámica, utilizando la atmósfera caótica y vibrante de la ciudad para intensificar el contraste entre la opulencia del mundo de Albert y la pobreza y la lucha de los personajes que con él interactúan. La película se mueve a un ritmo ágil, manteniendo la tensión y el humor a lo largo de sus casi dos horas y media. Sin embargo, a veces, la intención de ser ingeniosa se diluye en situaciones un tanto exageradas, que aunque divertidas, podrían haber tenido un mayor impacto si se hubieran explorado con mayor profundidad.

El núcleo de la película reside en las actuaciones. Andy García, como Albert Denninson, ofrece una interpretación magistral, transmitiendo con sutileza la fragilidad y el orgullo del personaje. Es un papel que exige una gran expresividad y García, con su porte y su mirada, lo domina a la perfección. Pero sin duda, el verdadero corazón de la película son los “Fat Boys”, Morris Payne y Fredro Starr. Su química es palpable y sus interpretaciones, exageradas y llenas de energía, son la columna vertebral del humor. Payne y Starr no solo interpretan a sus personajes, sino que los *viven*, aportando una autenticidad que contrasta fuertemente con el mundo de Albert y elevando el nivel de la comedia. La química entre ellos, la improvisación y la absoluta convicción con la que interpretan sus roles son elementos clave para el éxito del filme.

El guion, aunque original en su premisa, carece a veces de complejidad. Se enfoca en la comedia visual y el ritmo frenético, sacrificando a veces el desarrollo de personajes secundarios y la exploración de temas más profundos. Sin embargo, la historia de la búsqueda de los tesoros escondidos que subyace al relato es un añadido interesante que sirve como telón de fondo para la aventura y la comedia. El guion se apoya fuertemente en el humor físico y el diálogo rápido, lo que puede resultar abrumador para algunos espectadores, pero contribuye al tono general de la película. Es una película que no pretende ser trascendente, sino pura diversión.

En definitiva, “Tres gordos y un millonario” es una comedia refrescante y sorprendente, con un gran encanto y actuaciones memorables. Es una película que te arrancará una carcajada y te hará reflexionar sobre la importancia de la risa y la conexión humana. No es un drama, ni un thriller, sino simplemente una historia divertida y entretenida.

Nota: 7/10