Triangle (2009)

“Triangle” (Triángulo) no es una película que se disfruta de principio a fin, sino una experiencia cinematográfica visceral, inquietante y profundamente perturbadora. Lo que inicialmente se presenta como un thriller náutico con toques de misterio se transforma rápidamente en una exploración visceral del trauma, la memoria fragmentada y la naturaleza cíclica de la repetición. Director Christopher Smith logra una atmósfera densa y claustrofóbica que te atrapa desde los primeros minutos, generando una sensación constante de malestar que solo aumenta con la medida que avanza la trama. La película se aferra a la incertidumbre, privilegiando la sugestión y el suspense psicológico sobre las respuestas fáciles, una estrategia que, a pesar de ser efectiva, podría resultar frustrante para algunos espectadores.

El guion, basado en una historia corta de Mark Edward Hall, es complejo y deliberadamente ambiguo. No se explica la génesis de las sucesivas manifestaciones del pasado en el yate, lo que obliga al espectador a cuestionar constantemente la realidad de lo que está viendo. Las alucinaciones de Jess, interpretada magistralmente por Melissanne Santini, son ambiguas, difuminando la línea entre sueño y realidad. A veces, parece que está siendo perseguida por un fantasma vengativo, otras, por una versión distorsionada de sus propios demonios internos. Esta ambigüedad es, sin duda, la mayor fortaleza de la película, ya que permite que cada espectador interprete la historia a su manera, aportando su propia experiencia al debate.

Las actuaciones son excepcionales, y Melissanne Santini se destaca por su interpretación convincente de Jess. Su lentitud, su confusión, su creciente desesperación se transmiten de manera palpable. La película se sostiene gracias, en gran medida, a la interpretación de Santini, que domina el personaje con una intensidad sorprendente. El resto del reparto, aunque no tiene la misma oportunidad de brillar, cumple sus funciones con profesionalidad. Sin embargo, el verdadero mérito reside en la dirección de Smith, quien utiliza con maestría la cámara y la música para crear un ambiente de terror sostenido. La fotografía es oscura y opaca, resaltando los espacios cerrados del yate y amplificando la sensación de aislamiento. La banda sonora, minimalista pero efectiva, se suma a la atmósfera de tensión, utilizando sonidos inquietantes y efectos de sonido que logran evocar la angustia y el pavor.

A pesar de su éxito en la creación de una atmósfera inquietante y en la interpretación de sus actores, “Triangle” no es una película para todo el mundo. Su lentitud, su ambigüedad y su enfoque en la sugestión podrían no agradar a aquellos que buscan un thriller clásico con giros argumentales fáciles de seguir. Sin embargo, para aquellos que disfruten de películas que desafían la mente y que exploran los límites de la percepción, “Triangle” es una experiencia cinematográfica única e inolvidable. Es una película que te perseguirá mucho después de que terminen los créditos.

Nota: 7/10