“Trinket Box” se presenta como un thriller psicológico inquietante, una promesa de tensión y horror que, aunque ofrece algunos momentos notables, termina siendo una experiencia frustrante y desigual. La premisa de una pareja joven, Mike y Ava, de diferentes orígenes raciales, que se mudan a una casa con una historia oscura y una presencia maligna, es, en principio, sumamente atractiva. La película sabe desde el inicio generar un ambiente lúgubre y opresivo, lo cual es fundamental para un género que se basa en la atmósfera más que en los sustos fáciles. La dirección de Robert Almond, que también es el productor, logra crear un espacio visualmente atractivo, aunque a veces se aferra demasiado a la oscuridad y a los efectos visuales baratos, perdiendo la oportunidad de construir una verdadera sensación de terror palpable.
Las actuaciones son un punto fuerte. El actor principal, Michael Piccitto, como Mike, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo el peso del miedo y la creciente paranoia. Ava, interpretada por la joven Yerin Appel, aporta fragilidad y vulnerabilidad a la historia. Sin embargo, la complejidad de su personaje y la dinámica entre ambos no se desarrollan plenamente, quedando en una especie de constante tensión, pero sin alcanzar un desarrollo profundo. Las interpretaciones de los papeles secundarios, en particular el de la anciana vecina, son ciertas pero, en general, carecen de profundidad y se limitan a servir como meros adornos a la trama.
El guion es donde la película realmente falla. A pesar de comenzar con una base interesante, la trama se vuelve inconsistente y carente de coherencia. Los eventos inexplicables se suceden de forma apresurada, sin una justificación lógica. El ritmo es irregular, alternando momentos de suspense con escenas de diálogo expositivo y poco natural. La exploración de la historia detrás del “Trinket Box” – el objeto central de la película – es superficial y desaprovechada. Se intenta abordar temas como el racismo, la inmigración y el trauma intergeneracional, pero lo hace de manera diluida, como si temiera confrontar las complejidades de estos temas. El final, en particular, es decepcionante y carente de resolución, dejándote con más preguntas que respuestas.
En definitiva, "Trinket Box" es una película que aspira a ser más de lo que es. Tiene potencial, gracias a la atmósfera y las actuaciones, pero la fragilidad del guion y la falta de desarrollo de los personajes la condenan a ser un thriller mediocre. No es una experiencia particularmente memorable, y es difícil justificar el tiempo invertido en su visionado. La película ofrece momentos de tensión, sí, pero estos son efímeros y no logran compensar las numerosas inconsistencias y la sensación general de desasosiego.
Nota: 5/10