Trois (2000)

“Trois” no es una película que te deje expectante al principio, ni te ofrece un final grandioso. Es una película que se instala lentamente, como una niebla densa, te envolviéndote en la inquietud y la incomodidad. Matt Patay, el director, construye un thriller psicológico con un enfoque nada romántico, explorando las zonas grises del deseo, la manipulación y la desintegración del matrimonio. Lo que presenta es una metáfora brillante, aunque por momentos sutilmente sobrecargada, de la vulnerabilidad y el impacto de traumas pasados.

El guion, en esencia, se centra en la relación triangular entre Jermaine, Jasmine y Jade. La premisa, la decisión de Jermaine de buscar ayuda para salvar su matrimonio a través de un menage-a-trois, es intrigante y se presta para explorar dinámicas complejas. Sin embargo, Patay no se entrega a los clichés del drama romántico. La película se preocupa más por la tensión subyacente, la desconfianza y la creciente paranoia. Las conversaciones son a menudo torpes, incluso incómodas, y la película no se salva de momentos de exposiciones innecesarias. La trama se vuelve densa en la segunda mitad, con un ritmo irregular que ralentiza el avance de la historia. La resolución, aunque no inesperada, podría haber sido más satisfactoria. La película intenta ser inteligente, pero a veces se pierde en su propia ambición conceptual.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Shannon Allen como Jermaine transmite de manera convincente la desesperación y la ambición de un hombre que lucha por aferrarse a su matrimonio. El conflicto interno de Jermaine, su deseo de reconectar con Jasmine, mientras simultáneamente lidia con la intrusión de Jade, es palpable. La interpretación de Jade, llevada a cabo por Haley Lu Richardson, es particularmente destacada. Richardson captura a la perfección la fragilidad, la astucia y la vulnerabilidad de Jade, construyendo una figura que es a la vez atractiva y perturbadora. La química entre Allen y Richardson es, sin duda, esencial para el éxito del tramo trágico que se desarrolla.

Estéticamente, "Trois" es una película visualmente impactante. La fotografía, con sus tonos apagados y la iluminación sombría, contribuye a la atmósfera opresiva. Los espacios interiores, en su mayoría sórdidos y claustrofóbicos, reflejan el estado mental de los personajes. La banda sonora, minimalista pero efectiva, refuerza la sensación de inquietud y aislamiento. Patay consigue crear un ambiente que no es fácil de olvidar. La película se mueve con cuidado en la representación de la violencia psicológica, mostrando los efectos erosionantes de la manipulación en las relaciones.

A pesar de algunas deficiencias en la trama y un ritmo irregular, “Trois” es una película que deja una impresión duradera. Es un thriller psicológico inteligente y provocador que explora temas complejos de deseo, trauma y la fragilidad de las relaciones. No es para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien la introspección y la tensión narrativa, es una película que vale la pena ver.

Nota:** 7/10