“Tsunami (Haeundae)” no es simplemente una película de desastre; es una experiencia cinematográfica visceral que se adentra en el pánico y la supervivencia con una intensidad que pocas entregas del género han logrado. La película, que se ambienta en la icónica playa de Haeundae, en Seúl, logra generar una sensación de inminente fatalidad que se percibe desde los primeros planos de la ciudad, impregnados de una atmósfera de calma que contrastará brutalmente con la tormenta inminente. La dirección de Jang Hoon, que se erige como una de sus mayores fortalezas, logra equilibrar hábilmente la construcción del suspense con las secuencias de acción, evitando caer en clichés del género y presentando el caos natural como algo orgánico, real y, francamente, aterrador.
El reparto, encabezado por el carismático Seol Gyeong-hu, ofrece interpretaciones sólidas y convincentes. Gyeong-hu, conocido por su presencia en el cine coreano, encarna un protagonista accesible y con un peso emocional palpable. No se trata de un héroe invencible, sino de un hombre normal que se enfrenta a circunstancias extraordinarias, luchando por proteger a su familia y a sus vecinos. Las actuaciones secundarias también merecen reconocimiento, especialmente las de los actores que interpretan a los personajes que se ven obligados a tomar decisiones imposibles en un momento de crisis. La dinámica entre los diferentes personajes, con sus conflictos y la aparición de la solidaridad, aporta una capa de profundidad narrativa que va más allá de la simple trama de supervivencia.
El guion, co-escrito por Jang Hoon, presenta una historia contundente que explora temas universales como la familia, la responsabilidad y la fragilidad humana ante la naturaleza. Aunque el premisa del tsunami es ya conocida, el guion se enfoca en los detalles humanos de la situación, centrándose en las decisiones morales de los personajes, las relaciones interpersonales y el impacto psicológico del evento. Evita recurrir a simplificaciones excesivas y, en lugar de centrarse en el espectáculo visual, se sumerge en las emociones de aquellos que se enfrentan a la amenaza. Si bien hay momentos que podrían haber sido más sutiles, la película logra mantener un ritmo dinámico que mantiene al espectador enganchado desde el principio hasta el final. La banda sonora, que se integra a la perfección con las imágenes, acentúa la sensación de urgencia y temor.
En definitiva, “Tsunami (Haeundae)” es una película de desastre inteligente y emocionalmente resonante. No es un evento gratuito de efectos especiales, sino una reflexión sobre la capacidad de la humanidad para resistir y la importancia de los vínculos familiares y comunitarios. Es una película que recuerda la fuerza de la naturaleza y la necesidad de estar preparados para sus consecuencias. Un relato bien contado y visualmente impactante que se queda en la memoria mucho después de que las luces se enciendan.
Nota: 8/10