¡Tú la llevas! (2018)

“¡Tú la llevas!” es una película que, en lugar de sobresalir por su originalidad, se deslumbra por su atmósfera y la capacidad de construir una tensión palpable. La historia, que narra un juego del tag perpetuo entre un grupo de amigos de la juventud, no es novedosa en sí misma, pero la película la ejecuta con una maestría que resulta inesperada y que, en definitiva, la hace atractiva. La premisa –la idea de un juego de persecución sin fin que consume las vidas de los participantes– es un pretexto perfecto para explorar las complejas relaciones humanas, el deseo de poder y las consecuencias de la ambición.

La dirección de Benamiesa, en su debut cinematográfico, es notablemente precisa. Se centra en los personajes, observando sus interacciones y sus reacciones ante la creciente presión del juego. El ritmo de la película es deliberadamente pausado, lo que permite al espectador sumergirse en el mundo del juego y empatizar con los personajes. Hay escenas que, lejos de buscar la acción desenfrenada, se concentran en la mirada de un personaje, en el crujido de una puerta, en el silencio tenso, creando un ambiente de suspense que te atrapa. La elección de los escenarios, desde los lujosos apartamentos de los protagonistas hasta los pubs grises de la ciudad, refleja la evolución de sus vidas a medida que el juego se vuelve más importante.

El reparto ofrece actuaciones sólidas. Daniel Brühl, en el papel del hombre invicto, transmiten la determinación y la desesperación que emanan de la presión constante. Sin embargo, la película realmente florece gracias a los personajes secundarios. Los actores que interpretan a los perseguidores demuestran un gran control y una convicción que hace que sus motivaciones sean creíbles. La química entre ellos es palpable, intensificando la rivalidad y generando momentos de humor negro que alivian la tensión, aunque sin perder la seriedad de la situación. Particularmente me gustó la interpretación de Ana Torrent, aportando una cierta melancolía a un personaje que, a pesar del juego, busca una conexión genuina.

El guion, aunque no es revolucionario, destaca por su sutileza. Se evita la explicatoria justificación de las reglas del juego, permitiendo que el espectador se integre en la lógica interna del mismo. Las consecuencias del juego en la vida de los personajes son exploradas con honestidad y, a veces, con un toque provocador. Se muestra la fragilidad de las relaciones, la obsesión por el poder y la dificultad de escapar de los propios deseos. La película plantea preguntas sobre el valor del éxito, la amistad y la importancia de vivir el presente. Sin embargo, en ocasiones, la trama se torna un poco confusa y se diluye la importancia de ciertos personajes debido a la excesiva insistencia en el juego central. Sería interesante haber profundizado un poco más en las motivaciones individuales de los personajes más allá de su papel en el juego.

A pesar de sus pequeños defectos, "¡Tú la llevas!" es una película que te hace pensar y te deja con una sensación de inquietud. Es una exploración honesta de las relaciones humanas y las consecuencias de la ambición, realizada con una dirección cuidada y un reparto talentoso. Es una película que se disfruta más con la cabeza fría, invitando a la reflexión sobre las decisiones que tomamos en la vida.

Nota: 7/10